Las adaptaciones son una de las principales estrategias de las ciencias educativas para conseguir la inclusión en las aulas.
Sin embargo, muchos niños, niñas, adolescentes o familias se posicionan completamente en contra de ellas y no las aceptan. ¿Por qué ocurre esto?
La principal razón es que, pese a que estas adaptaciones están creadas para disminuir las barreras de aprendizaje, muchas personas consideran que su aplicación puede suponer consecuencias más graves de las que están observando sin aplicarlas.
Entre otros, los principales miedos que tendemos a escuchar son los siguientes:
- ¿Cómo podrá adaptarse a otras etapas educativas o laborales si se acostumbra a tener estas ayudas?
- ¿Estas adaptaciones pueden dificultarle el acceso a algún título educativo o a alguna posición en el mundo laboral?
- ¿Cómo lo/la verán los y las compañeras si está haciendo cosas diferentes? ¿Va a ser estigmatizada/o?
- ¿Y qué va a pasar con su autoestima si ve que le ayudan tanto y al resto no?
Todos estos miedos son completamente naturales. Es más, ¿quién no conoce algún caso en que se haya dado alguna de estas situaciones?
No obstante, el rechazo total de estas adaptaciones puede suponer consecuencias más graves para nuestros/as peques:
- Bajada del rendimiento escolar
- Desregulación emocional
- Bajada de autoestima
- Interacción social
- Rechazo escolar
- Fracaso escolar
Sí, lo sabemos, visto así parece que sólo haya consecuencias negativas hagamos lo que hagamos. Esto es porque, pese al trabajo que hay detrás de la educación inclusiva y del progreso que hemos ido observando en los últimos años, la sociedad sigue comprendiendo la educación como el alcance de hitos educativos según la edad, lo que deja atrás a todos aquellos niños, niñas y adolescentes que puedan no alcanzarlos.
Sin embargo, en la actualidad, estas adaptaciones son el mejor recurso del que optamos para poder ayudar a todas estas personitas que no están llegando estos aprendizajes o hitos educativos. Y bien aplicadas, pueden ayudarles mucho en su camino como estudiantes.
Estas adaptaciones se crearán de forma personalizada para quien las necesite, incidiendo en mayor o menor grado y afectando a la metodología o al propio contenido del currículo académico, para complementar las habilidades del niño, niña o adolescente.
En su elaboración, distintos profesionales especializados (tutores/as, maestros/as de educación especial, referente del EAP…) elaborarán una propuesta que la familia podrá revisar, expresar sus miedos y comentar posibles alternativas.
A pesar de ello, es un proceso que puede suponer mucho miedo e inseguridad, no sólo en el/la menor, sino también en todo el sistema familiar a la hora de tomar decisiones tan importantes.
En estos casos, recomendamos pedir ayuda. Sabemos que la familia no tiene por qué ser experta en salud mental y educación inclusiva. En estos momentos, son claves las coordinaciones entre el/la profesional de la psicología, el centro educativo y la familia.
Esperamos que os haya resultado interesante el artículo y, si os encontráis en un proceso como este, no dudéis en contactarnos si necesitáis ayuda. ¡Hasta la semana que viene!
El Equipo de Somni Psicologia