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No es ningún secreto que, hoy en día, parte del proceso de crianza recae, muy a menudo, en lxs abuelxs.
Pese a que, en la mayoría de los casos, eso es debido a la dificultad en la conciliación familiar, supone una gran ventaja para el desarrollo de los niños y las niñas a nivel emocional, cognitivo y social. Sin embargo, puede suponer también muchos conflictos entre las figuras de crianza. Es decir, entre los progenitores y lxs abuelxs.
Esto tiende a ocurrir debido a varias razones, pero las más relevantes son las siguientes:
- Los cambios en cuanto a los modelos de crianza entre generaciones pueden suponer que lxs abuelxs no entiendan muchas de las normas impuestas por los padres o madres, suponiendo sugerencias, propuestas o, incluso, imposiciones sobre cómo realizar las tareas de crianza.
- La dificultad para invertir los roles de autoridad en cuanto a la crianza. El rol de autoridad es algo muy complejo y muy interiorizado. Las abuelas y abuelos, como madres y padres de los progenitores, han percibido siempre ese rol de autoridad sobre ellos, sin embargo, en el momento en que estxs hijxs se convierten en padres/madres, adquieren un rol de autoridad que debería ser mayor al de lxs abuelxs, escalando en la pirámide de autoridad por encima de ellos. Esta inversión de los papeles puede llevar muchos conflictos, ya sea porque los padres o madres no saben cómo poner ciertos límites a sus progenitores o porque éstos no los acepten viniendo de sus propixs hijxs.
Para que este equipo de crianza funcione y no pongamos límites incoherentes a los y las peques, la clave recae en la comunicación y el respeto entre padres/madres y abuelos/abuelas.
Debemos entender que estos dos cambios no sólo nos afectan a nosotrxs y nos generan ese malestar, sino que es algo mutuo y comunicarnos de forma asertiva para trasladar aquello que es importante para nosotrxs respetando lo que lo es para ellxs.
Y para ello, deberemos poner límites muy claros, pero también trabajar nuestra flexibilidad. Desgraciadamente, la crianza nunca puede recaer únicamente en unas manos porque, pese a que eso saciaría nuestra necesidad de control, no sería positivo ni para nuestra propia gestión emocional, ni para el desarrollo de tus peques.
Esperamos que os haya parecido interesante el artículo y que pueda ayudaros a gestionar la crianza compartida con los abuelos y las abuelas. Y si queréis tips o estrategias más concretas, no tenéis más que pedirlo en comentarios y os crearemos contenido al respecto.
¡Hasta la semana que viene!
El equipo de Somni Psicologia
auto-castigo, Autocuidado, Concentración, Emociones, Gestión Emocional, Mecanismo de defensa, NUESTRO BLOG, Salud Mental
Click. Desbloqueas el teléfono por enésima vez en los últimos minutos. Entras en una red social y te tiras un rato mirando vídeos que no te interesan especialmente, pero no sabes por qué, “te tienen enganchadx”. Al rato, te aburres y te pones una serie. Miras el capítulo mientras cotilleas historias de instagram de personas que conoces.
¿Te suena? ¿Qué tal sienta hacer esto? Y lo mejor… ¿por qué lo hacemos?
Todas estas actividades aparentemente rutinarias, son formas de segregar dopamina. La dopamina es un neurotransmisor relacionado con el disfrute o el gozo. Así pues, cuando yo miro una serie que me gusta, segrego dopamina. Aunque, lo que describíamos anteriormente no parecía especialmente disfrutón, ¿no? Esto es porque también son mecanismos magníficos para intentar evitar las emociones. Cuando siento algo que no quiero sentirlo, puedo hacer varias cosas: negarlo, afrontarlo o evitarlo.
Cuando hablamos de evitación emocional, normalmente nos planteamos personas que usan el alcohol u otras drogas para no sentir, ¿verdad? Pero también podemos hablar de cualquier otra conducta llevada al extremo: estar todo el día con el móvil en la mano, hacer muchísimo deporte, ir de compras constantemente, trabajar jornadas interminables, jugar a videojuegos o a juegos de azar, no estar solx ni un segundo, no parar por casa en semanas…
Estas conductas son evitaciones (aparentemente sofisticadas, ¿verdad?); formas de mantenernos ocupadxs para no conectar con lo que nos está sucediendo.
Obviamente esto no es positivo para nosotrxs. Por un lado, porque si no sé qué estoy sintiendo, no lo voy a resolver, de forma que se va a perpetuar el problema. Por otro lado, somatizaré; es decir, las emociones encontrarán formas de expresarse a través del cuerpo. Y finalmente, quizá tenga que sustentar consecuencias negativas derivadas de mi conducta de evitación (por ejemplo, problemas económicos por culpa del juego).
Así pues, te recomendamos que intentes revisarte, darte espacios para procesar tus emociones, conectar contigo mismx, ¡y ser consciente de lo que está sucediendo! De esta forma, ¡podrás dar una respuesta a tus necesidades!
¡Esperamos que te haya resultado muy interesante! ¡Hasta la semana que viene!
El equipo de Somni Psicologia
Adolescencia, auto-castigo, Autocuidado, Autoestima, Emociones, Empatía, Expectativas, Gestión Emocional, Mecanismo de defensa, NUESTRO BLOG, Salut Mental, Terapia
Llega verano, vestimos con ropa más ligera y el físico de las personas pasan a un primer plano.
Podríamos decir que “lamentablemente sucede esto” (y lo pensamos), pero lo que sí que sabemos es que es una realidad. Nos fijamos más en nuestro cuerpo, su forma, su tono, sus particularidades: que si un granito por aquí, un pelito por allá, una nueva peca, celulitis, estrías y un sin fin de cosas.
Durante la temporada de verano, la gente suele hacer más cosas sociales que en su día a día habitual, y eso impulsa a que puedas compararte con otros cuerpos. A veces para reforzarte, o a veces para castigarte. Hoy en día el físico se tiene muy en cuenta, entre parejas, entre amigos o amigas, entre familiares; y cada vez hay más personas con una autoestima más baja por culpa de las comparaciones irracionales que hacemos. Como hemos oído miles de veces, entrar a compararte con otras personas no ayuda en nada.
Por este motivo, os proponemos que os aceptéis con vuestras particularidades. Si hay algo que está en vuestras manos para sentiros mejor y se puede conseguir mediante una constancia sana, pues adelante, ve a por ello. Pero no te debes valorar por tu físico. Quizá deberías valorarte por tu forma de ser, por tus valores y principios, e incluso por tu carácter y personalidad. Es importante estar sano físicamente y cuidarse y no dejarse de lado, pero no vayamos a extremos y mucho menos que nuestra motivación a cambiar sea por culpa de compararnos con otra gente. Nadie sabe la situación personal de cada persona y no debemos ni tener envidia, ni compararnos asiduamente. No vamos a decir que dejar de compararse sea fácil, pero os animamos a intentar centraros en vosotrxs mismxs y no darle vueltas al cuerpo de otra persona, ya que no nos beneficia en nada.
Aceptate y si hay algún plan en el que te vayas a sentir incómodx este verano por tu físico, piensa, reflexiona y decide. Si decides no ir, estará bien; y si decides ir, también. Pero que conste que, si vas, vas para disfrutar, ¡no para estar incómodx y en bucle!
¡Hasta la semana que viene!
El equipo de Somni Psicologia
Ansiedad, Apego, Autoestima, comunicación, conflictos, Emociones, Empatía, Gestión Emocional, Mecanismo de defensa, Mentiras, NUESTRO BLOG, Relaciones de pareja, Relaciones Sociales, Responsabilidad afectiva
Seguro que alguna vez has sentido celos, ¿verdad? Ya sea en pareja o con una amistad o una persona de la familia. Qué difícil es de gestionar, ¿no?
Primeramente, nos gustaría que te plantearas como definirías los celos, más allá de un sentimiento desagradable. Complicado, ¿cierto? Los celos son un estado emotivo ansioso que sufre una persona, y que se caracteriza por el miedo a perder la posibilidad del que, se percibe, se posee.
Ya sabemos que no poseemos a la otra persona, pero es inevitable que nos preocupe perder la posición de privilegio que sintamos que tenemos con alguien. Es decir, cuando tenemos vínculo con una persona y sentimos que somos especiales por algún motivo, no queremos dejar de serlo. ¿Son sanos? Bien, no cuando resultan un impedimento o una problemática para la relación (es decir, la mayoría de las ocasiones), pero sí son normales, comunes y comprensibles. Vienen siempre de la inseguridad, a pesar de no todos los celos son iguales.
Existen los celos motivados y los inmotivados. Los primeros son cuando hemos vivido algunas situaciones en pareja, como una infidelidad no elaborada, la falta de compromiso de una de las dos personas de la pareja o estar una relación de pareja asimétrica. En este caso, podemos entender que la reacción lógica sea sentir celos.
Por otro lado, los celos inmotivados vienen por la carencia de confianza hacia unx mismx, por experiencias familiares o personales vividas previamente, o porque existe un trastorno psicológico de base. Es decir, la otra persona realmente tiene poco a ver, y estamos proyectando nuestras inseguridades y miedos en la relación.
Entonces, ¿cómo conseguimos gestionarlos adecuadamente?
Primero, como siempre, identifica cómo te sientes. Entiende que esta emoción es comprensible y aparece de una inseguridad. Acto seguido, tenemos que averiguar de dónde proviene esta inseguridad: ¿me siento insegurx con la relación, o me falta confianza en mí mismx?
En caso de que me sienta insegurx con la relación, tendremos que ver de qué maneras podemos potenciar la seguridad en la misma. Quizás necesitas que esta persona te exprese afecto de una manera diferente, o que buscar más espacios para tener tiempos de calidad. Seguramente no te lo muestre de la manera que tú deseas, pero esto no quiere decir que no podamos encontrar maneras diferentes que te generen seguridad.
Por otro lado, si lo que detectas es que la inseguridad es propia por experiencias pasadas o por carencia de autoestima, te animamos a que intentes trabajarlo de manera autónoma o con ayuda terapéutica.
Sea como fuere, ¡os animamos a potenciar la comunicación y la comprensión para que sea más sencillo entendernos todas y todos juntos!
¡Esperamos que te haya resultado útil! ¡Hasta la semana próxima!
El equipo de Somni Psicologia
Adolescencia, Asertividad, comunicación, Concentración, conflictos, Emociones, Empatía, Equipo laboral, Funciones ejecutivas, Gestión Emocional, Inatención, Inteligencia, NUESTRO BLOG, Organización, Perfeccionismo, Relaciones Sociales
¿Has oído a hablar alguna vez de los escape room? Es una forma de entretenimiento que se ha dado mucho a conocer en los últimos años.
Los primeros fueron llevados a cabo por ingenieros de Silicon Valley, que crearon un juego de escape room basado en las novelas de Agatha Christie en el año 2006, y poco a poco fueron expandiéndose y llegando al resto del mundo, convirtiéndose en una de las formas de entretenimiento por excelencia.
Se trata de un juego físico y mental en equipo, que consiste en conseguir escapar de una habitación, ambientada y con una temática conocida previamente, resolviendo enigmas, acertijos, misterios y superando toda clase de pruebas. El estar encerrado en una habitación puede no ser literal, pues existen algunos que pueden transportarse de un sitio a otro e incluso que se hacen online, y que requerirán mucho más de nuestra imaginación para la ambientación.
Una de las claves de un escape room, es que existe un límite de tiempo para conseguir salir de la habitación, por lo que la rapidez y la adrenalina se convierten en dos factores clave en esta actividad.
Además de un momento de diversión y de ocio, realizar escape rooms nos aporta muchos otros beneficios como:
1. Estimulación Cognitiva: Al resolver enigmas y tener un tiempo determinado, aumentamos nuestra concentración y focalizamos mucho más nuestra atención. Además, al tener que retener información a lo largo de estos ejercitamos nuestra memoria casi sin darnos cuenta.
2. Desconectar de la rutina: Concentrarnos en aquello que estamos haciendo, y no tener elementos distractores como teléfonos móviles, nos permite olvidarnos por un tiempo de la realidad de fuera, nuestras obligaciones o preocupaciones, y centrarnos solo en aquello que estamos haciendo.
3. Trabajar bajo presión: Cómo hemos dicho anteriormente, la adrenalina juega un papel clave en este tipo de actividades, por lo que tendremos que aprender a controlar la presión y los nervios, para conseguir organizarnos, resolver las diferentes pruebas y conseguir mantener la calma para ser lo más eficientes posible a pesar de la presión.
4. Desarrollar la resiliencia: Es de esperar que no todo nos va a salir siempre a la primera, que vamos a cometer errores y que tendremos que intentar varias veces una misma cosa hasta conseguirla. Perseverar en aquello que intentamos resolver nos permitirá desarrollar y fomentar nuestra capacidad de resiliencia.
5. Mejorar la autoestima: Ser capaces de resolver un enigma, superar una prueba, ayudar al equipo, etc. Nos hace sentir mejor con nosotrxs mismxs y valorarnos mucho más. Además, en los escape room podemos sentir que nuestras habilidades son reconocidas e imprescindibles para que todo el equipo consiga escapar.
6. Trabajar la atención: En la mayoría de escape room nos encontramos con muchos estímulos a la vez, por lo que en ellos trabajaremos nuestra atención, intentado focalizarla en aquello que nos interesa en ese momento y evitando distraernos con otros estímulos. Además, deberemos mantener la atención durante un período largo de tiempo, por lo que a la vez estaremos estimulando nuestra atención sostenida.
7. Trabajar en equipo y cooperar: En un escape room el trabajo en equipo es la clave del éxito, por lo que tendremos que comunicarnos de manera asertiva, interactuar en todo momento con una buena comunicación, organizarnos entre nosotrxs, tomar decisiones, defender nuestros puntos de vista, empatizar con los demás compañerxs etc. La adrenalina a veces nos puede jugar malas pasadas y hacer que nuestra comunicación no sea la adecuada, por lo que podemos aprovechar para intentar comunicarnos de manera asertiva en todo momento, a pesar de la presión.
Esperamos que el artículo os haya parecido interesante y ¡os animamos a contarnos vuestras experiencias con los escape room!
El Equipo de Somni Psicologia
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Hemos hablado varias veces sobre la importancia de los límites, y siempre nos gusta utilizar una metáfora que nos parece muy visual. Vamos a imaginarnos a un/a niño/a o adolescente al inicio de un camino. Los limites delimitarían el camino. Si no hay delimitación, el margen de error de la persona que va por el camino será mucho más elevado, es decir, tendrá muchas más posibilidades de perderse, de equivocarse o de irse hacia los extremos del camino.
Muchas veces al hablar con padres y madres sobre los límites aparecen algunas dudas: ¿Qué límite debo poner? ¿Cómo hago que lo cumpla? ¿Qué consecuencia aplico? ¿Cuándo lo pongo? ¿Y si se rebela? Estas son preguntas muy frecuentes y que tienen una respuesta en concordancia con las dificultades de comportamiento que muestra el niño o la niña; en base a sus prioridades, a sus intereses, a su edad, entre otras.
Pero a veces surgen miedos aun sabiendo que poner límites es algo que a la larga beneficia a nuestrx hijx. ¿Os viene a la cabeza de que miedo podemos estar hablando?
Como madres y padres a veces lo que piense el resto sobre nosotros o sobre la educación que les brindamos a nuestrxs hijxs nos puede repercutir bastante. Tanto es así que, a veces, lo dejamos pasar y lo intentamos arreglar como sea para no llamar la atención, aunque te estes mordiendo la lengua.
¿Quién no ha sido mamá o papá y su hijx le ha montado una pataleta en medio del parque, o en medio de la salida de la escuela, o en el kiosko, o el supermercado? Ahí intentamos actuar lo más rápido posible, aunque no estemos siguiendo nuestros valores, porque parece que al estar a ojos de más gente debemos encontrar la solución rápidamente para que la intensidad emocional de nuestrx hijx se reduzca y dejemos de sentir verguenza o asombro.
En casa, con los límites, a veces pasan cosas similares. Por ejemplo, tenemos que marcar un límite en casa y sabemos que nuestrx hijx se va a desregular al oír la consecuencia que va a tener por haberse comportado de manera inadecuada o por no haber realizado sus tareas. El/la niño/a, si aún no está acostumbradx a tener límites, lo primero que va a hacer es intentar por todos los medios deshacerse de ese límite y no tener consecuencia.
¿Y aquí qué entra? Entran los gritos, los llantos de los hijxs, si perdemos la paciencia de los adultos; y entonces…. LOS VECINOS. ¿Qué pensarán los vecinos? ¡Un día de estos vendrá la policía! ¡Cuando me los cruce no sabré ni cómo mirarlos!, entre mil frases más o pensamientos que a veces a todos nos han venido a la cabeza.
Desde Somni Psicologia os queremos validar estos miedos. No os vamos a decir que poner límites es algo fácil agradable; a veces se hace cuesta arriba y más bien es desagradable, pero con perseverancia haremos que nuestrxs hijxs sean responsables, sepan que hay que hacer esfuerzos y deben ser constantes y adecuados. Tened en cuenta que los estamos protegiendo de posibles frustraciones con otras personas, les estamos enseñando a que no siempre se puede conseguir lo que ellxs quieren, que no todo es inmediato y, sobre todo, que la autoridad no son ellxs y deben de respetar las autoridades aunque estén en contra de su punto de vista en diferentes ocasiones.
¡Esperamos que te haya resultado muy interesante! ¡Hasta el próximo miércoles!
El equipo de Somni Psicologia