comunicación, conflictos, Gestión Emocional, Infantil, Maternidad, NUESTRO BLOG, Parentalidad
No es ningún secreto que, hoy en día, parte del proceso de crianza recae, muy a menudo, en lxs abuelxs.
Pese a que, en la mayoría de los casos, eso es debido a la dificultad en la conciliación familiar, supone una gran ventaja para el desarrollo de los niños y las niñas a nivel emocional, cognitivo y social. Sin embargo, puede suponer también muchos conflictos entre las figuras de crianza. Es decir, entre los progenitores y lxs abuelxs.
Esto tiende a ocurrir debido a varias razones, pero las más relevantes son las siguientes:
- Los cambios en cuanto a los modelos de crianza entre generaciones pueden suponer que lxs abuelxs no entiendan muchas de las normas impuestas por los padres o madres, suponiendo sugerencias, propuestas o, incluso, imposiciones sobre cómo realizar las tareas de crianza.
- La dificultad para invertir los roles de autoridad en cuanto a la crianza. El rol de autoridad es algo muy complejo y muy interiorizado. Las abuelas y abuelos, como madres y padres de los progenitores, han percibido siempre ese rol de autoridad sobre ellos, sin embargo, en el momento en que estxs hijxs se convierten en padres/madres, adquieren un rol de autoridad que debería ser mayor al de lxs abuelxs, escalando en la pirámide de autoridad por encima de ellos. Esta inversión de los papeles puede llevar muchos conflictos, ya sea porque los padres o madres no saben cómo poner ciertos límites a sus progenitores o porque éstos no los acepten viniendo de sus propixs hijxs.
Para que este equipo de crianza funcione y no pongamos límites incoherentes a los y las peques, la clave recae en la comunicación y el respeto entre padres/madres y abuelos/abuelas.
Debemos entender que estos dos cambios no sólo nos afectan a nosotrxs y nos generan ese malestar, sino que es algo mutuo y comunicarnos de forma asertiva para trasladar aquello que es importante para nosotrxs respetando lo que lo es para ellxs.
Y para ello, deberemos poner límites muy claros, pero también trabajar nuestra flexibilidad. Desgraciadamente, la crianza nunca puede recaer únicamente en unas manos porque, pese a que eso saciaría nuestra necesidad de control, no sería positivo ni para nuestra propia gestión emocional, ni para el desarrollo de tus peques.
Esperamos que os haya parecido interesante el artículo y que pueda ayudaros a gestionar la crianza compartida con los abuelos y las abuelas. Y si queréis tips o estrategias más concretas, no tenéis más que pedirlo en comentarios y os crearemos contenido al respecto.
¡Hasta la semana que viene!
El equipo de Somni Psicologia
Adolescencia, Autocuidado, Autoestima, comunicación, Emociones, Empatía, Género, Infantil, Inteligencia, Maternidad, NUESTRO BLOG, Parentalidad, Relaciones de pareja, Relaciones Sociales, Responsabilidad afectiva, Salud Mental, Socialización diferencial, Terapia
Hoy es el día Internacional del Orgullo LGBTIQ+ y queremos aprovechar para hablar de tres errores muy comunes que cometemos al explicar qué es una familia a los y las peques, y que podrían ser la base de sus constructos cognitivos respecto las identidades sexuales, de género y/o las orientaciones sexuales.
Sí, parece mentira, pero la forma como introducimos en la primera infancia un concepto tan sencillo como es la familia, puede ser un estímulo más que influya a la construcción de su forma de pensar.
Si nos basamos en el modelo constructivista del aprendizaje, el conocimiento se adquiere a través de un conjunto de estímulos que vamos percibiendo a lo largo de los años y que nos permite ir modulando una pequeña idea inicial, para ir haciéndola crecer y desarrollarse, hasta convertirse en formas de pensar en la adolescencia y la edad adulta.
Siguiendo este modelo psicológico, una idea creada en la primera infancia que establece que la familia siempre consta de un padre, una madre y unos hijos o hijas, establece una base que podrá desarrollar muchas otras ideas asociadas.
Aunque, evidentemente, para que esta persona desarrolle su identidad convirtiéndose en homófoba, necesitará muchos otros estímulos que le ayuden a ir construyendo esas ideas y esa identidad. Pero hoy nos vamos a centrar en este primer concepto: La descripción del concepto de familia.
Son muy habituales tres errores:
- Describir el concepto de familia partiendo del género de los progenitores
- Basarnos exclusivamente en el proceso genético
- Excluir la descripción del vínculo emocional de la familia
Son errores porque implican la necesidad de unas identidades sexuales y de género muy específicas y una orientación sexual muy concreta para poder tener hijos/as como objetivo único de la familia. Y eso supone unas presiones sociales impuestas desde la primera infancia para definir la identidad de género correspondiente a tu identidad sexual y una orientación sexual “adecuada” para poder tener descendencia.
Si no hay otros estímulos que refuercen estas ideas, desaparecerán con el tiempo. Pero ¿qué ocurre si van recibiendo una y otra vez estímulos que dictan que estos parámetros son los “correctos”?
Probablemente, mientras todo siga estos principios, no habrá problema, pero si no se identifica a sí mismo/a dentro este constructo o ve a alguien que no lo cumple, aparecerá una distorsión cognitiva que le generará malestar en mayor o en menor medida.
Esperamos que os haya parecido interesante el artículo y que pueda ser útil para modelar la forma como describimos la familia a los niños y niñas, reduciendo la presión social con la que nosotros y nosotras hemos crecido.
¡Hasta la semana que viene!
El Equipo de Somni Psicologia
Adolescencia, Ansiedad, Asertividad, auto-castigo, Autoestima, comunicación, conflictos, Emociones, Empatía, Gestión Emocional, Infantil, Maternidad, NUESTRO BLOG, Parentalidad, Prioridad, Responsabilidad afectiva
Hemos hablado varias veces sobre la importancia de los límites, y siempre nos gusta utilizar una metáfora que nos parece muy visual. Vamos a imaginarnos a un/a niño/a o adolescente al inicio de un camino. Los limites delimitarían el camino. Si no hay delimitación, el margen de error de la persona que va por el camino será mucho más elevado, es decir, tendrá muchas más posibilidades de perderse, de equivocarse o de irse hacia los extremos del camino.
Muchas veces al hablar con padres y madres sobre los límites aparecen algunas dudas: ¿Qué límite debo poner? ¿Cómo hago que lo cumpla? ¿Qué consecuencia aplico? ¿Cuándo lo pongo? ¿Y si se rebela? Estas son preguntas muy frecuentes y que tienen una respuesta en concordancia con las dificultades de comportamiento que muestra el niño o la niña; en base a sus prioridades, a sus intereses, a su edad, entre otras.
Pero a veces surgen miedos aun sabiendo que poner límites es algo que a la larga beneficia a nuestrx hijx. ¿Os viene a la cabeza de que miedo podemos estar hablando?
Como madres y padres a veces lo que piense el resto sobre nosotros o sobre la educación que les brindamos a nuestrxs hijxs nos puede repercutir bastante. Tanto es así que, a veces, lo dejamos pasar y lo intentamos arreglar como sea para no llamar la atención, aunque te estes mordiendo la lengua.
¿Quién no ha sido mamá o papá y su hijx le ha montado una pataleta en medio del parque, o en medio de la salida de la escuela, o en el kiosko, o el supermercado? Ahí intentamos actuar lo más rápido posible, aunque no estemos siguiendo nuestros valores, porque parece que al estar a ojos de más gente debemos encontrar la solución rápidamente para que la intensidad emocional de nuestrx hijx se reduzca y dejemos de sentir verguenza o asombro.
En casa, con los límites, a veces pasan cosas similares. Por ejemplo, tenemos que marcar un límite en casa y sabemos que nuestrx hijx se va a desregular al oír la consecuencia que va a tener por haberse comportado de manera inadecuada o por no haber realizado sus tareas. El/la niño/a, si aún no está acostumbradx a tener límites, lo primero que va a hacer es intentar por todos los medios deshacerse de ese límite y no tener consecuencia.
¿Y aquí qué entra? Entran los gritos, los llantos de los hijxs, si perdemos la paciencia de los adultos; y entonces…. LOS VECINOS. ¿Qué pensarán los vecinos? ¡Un día de estos vendrá la policía! ¡Cuando me los cruce no sabré ni cómo mirarlos!, entre mil frases más o pensamientos que a veces a todos nos han venido a la cabeza.
Desde Somni Psicologia os queremos validar estos miedos. No os vamos a decir que poner límites es algo fácil agradable; a veces se hace cuesta arriba y más bien es desagradable, pero con perseverancia haremos que nuestrxs hijxs sean responsables, sepan que hay que hacer esfuerzos y deben ser constantes y adecuados. Tened en cuenta que los estamos protegiendo de posibles frustraciones con otras personas, les estamos enseñando a que no siempre se puede conseguir lo que ellxs quieren, que no todo es inmediato y, sobre todo, que la autoridad no son ellxs y deben de respetar las autoridades aunque estén en contra de su punto de vista en diferentes ocasiones.
¡Esperamos que te haya resultado muy interesante! ¡Hasta el próximo miércoles!
El equipo de Somni Psicologia
Emociones, Empatía, Expectativas, Gestión Emocional, Infantil, Maternidad, NUESTRO BLOG, Organización, Parentalidad, Prioridad, Reeducación, Responsabilidad afectiva
Los cambios estacionales pueden suponer cambios físicos y emocionales, dado que las personas debemos hacer un proceso de adaptación al cambio de luz y temperatura. Con la primavera, además, puede llegar la famosa astenia primaveral de la que ya hemos hablado anteriormente en este blog.
Pero ¿ocurre lo mismo con los niños y las niñas?
¡Por supuesto! La llegada del calor y el aumento de luz del día también les afecta.
Por un lado, el aumento de las horas de luz y la llegada del calor tiende a suponer un aumento en las actividades al aire libre para niños, niñas y adolescentes. Y esto supone, directamente, un montón de efectos positivos en su estado de ánimo, dado que promueven una mayor socialización, experimentación, creatividad y aprendizajes de todo tipo, generando muchas emociones agradables.
Aun así, por otro lado, pueden sentir mayor irritabilidad, cansancio o falta de energía, como la descrita en la astenia primaveral para las personas adultas. Y esto puede traducirse directamente con episodios emocionales y/o una caída del rendimiento escolar.
¿Cómo el calor o el aumento de luz solar pueden producir estas consecuencias?
Estos cambios ambientales pueden influirnos a nivel neuronal, generando pequeñas modificaciones fisiológicas y funcionales en nuestro cerebro que pueden suponer cambios a en los siguientes procesos mentales:
- Regulación del estado de ánimo
- Regulación del rendimiento cognitivo y las funciones ejecutivas
- Ritmo circadiano de sueño-vigilia
Entre muchos otros, dado que pueden afectar a la regulación de gran parte de la actividad cerebral.
Para ayudar a tus peques a gestionar estos cambios y promover su bienestar emocional, te sugerimos algunas propuestas:
- Mantener siempre una rutina estable, estructurada y saludable.
- Estimular el juego al aire libre siempre que sea posible, anticipando la posibilidad de lluvia y buscando alternativas para estos casos.
- Promover el deporte y el ejercicio físico a través del juego, para ayudarles, no sólo a su desarrollo físico y psicomotor, sino para también favorecer su regulación emocional.
- Validar emocionalmente las emociones desagradables y acompañarlas, explicando cómo estos cambios pueden afectarnos si vemos un patrón claro.
- Mantener un espacio de comunicación familiar estructurado para poder conocer su estado emocional y sus vivencias de lo ocurrido en su día a día.
Esperamos que os haya parecido interesante el artículo y que pueda ser útil para poder comprender y ayudar a muchos niños, niñas, adolescentes y personas adultas que puedan sentirse distintos estos días de primavera.
¡Hasta la semana que viene!
El Equipo de Somni Psicologia
Autoestima, comunicación, conflictos, Emociones, Empatía, Género, Gestión Emocional, Maternidad, NUESTRO BLOG, Parentalidad, Reeducación, Relaciones Sociales, Responsabilidad afectiva, Sexualidad
Hoy 17 de mayo es el día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, conmemorando que el 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de la lista de trastornos mentales.
A pesar de haber pasado 33 años desde esa decisión y de que el Artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos recoge la afirmación: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, más de un tercio de los países siguen penalizando las relaciones entre personas del mismo sexo, siendo criminalizadas en más de 69 países y pudiendo ser condenadas a muerte en 11.
La discriminación por motivos de identidad de género y orientación sexual sigue siendo una realidad para las personas LGBTQIA+, enfrentándose todavía a muchísimas desigualdades, prejuicios, estigmas y discriminación, llegándoseles a negar derechos como atención sanitaria o protección jurídica, entre muchos otros. A estas circunstancias se le suman otras más cuotidianas y habituales, aunque no por ello menos graves, como el rechazo social por parte de compañeros y amistades, e incluso por parte del núcleo familiar, así como más dificultades a la hora de conseguir o mantener un empleo.
Indiscutiblemente se ha avanzado en la defensa de la igualdad de derechos, inclusión y oportunidades de las personas LGBTQIA+, pero es igual de indiscutible afirmar que sigue siendo imprescindible reivindicar todo lo que queda por conseguir, para avanzar hacia una sociedad plena en libertades y derechos, especialmente cuando en estos últimos años hemos podido observar un auge en las agresiones y delitos de odio que se cometen contra personas LGBTQIA+. Y es que, según un informe confeccionado por la Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio, los delitos de odio por orientación sexual e identidad de género suponen la tercera causa total de delitos de odio y han aumentado un 8,6% respecto a 2018.
¿Hace falta seguir hablando de diversidad? Sí. Es imprescindible que todxs como sociedad sigamos hablando, reclamando y reivindicando unos derechos que deberían ser innegociables pero que, desgraciadamente, todavía siguen siendo una lucha para muchas personas.
Esperamos que os haya gustado el artículo de hoy, ¡volvemos la semana que viene!
El Equipo de Somni Psicologia
Adolescencia, Ansiedad, Apego, Asertividad, Autocuidado, Autoestima, comunicación, conflictos, Emociones, Empatía, Funciones ejecutivas, Maternidad, Mecanismo de defensa, NUESTRO BLOG, Parentalidad, Prioridad, Relaciones Sociales, Responsabilidad afectiva
¿Qué familia no tiene conflictos, puntos de vista diferentes o simplemente un estilo de comunicación pasivo o agresivo en algunas situaciones?
Hoy queremos explicaros que, justamente con nuestro círculo de más confianza, es con quien nos tomamos la libertad de expresarnos sin filtro social, lo cual a veces se nos escapa de las manos. En ocasiones no procesamos nuestro estilo de comunicación con aquellxs que más queremos. Parece que, como sabemos que nunca les perderemos y siempre estarán a nuestro lado, no nos contenemos a la hora de verbalizar cualquier cosa. En contraposición, sabemos que una vez hemos actuado mal, el dolor y la sensación de culpa también son intensos.
Hablemos pues de lxs adolescentes y, no tan adolescentes. Cada vez más, lxs hijxs tardan más en independizarse, tal y como está la economia, el trabajo, los alquieres…, es comprensible. Así pues, lxs hijxs quieren ser independientes, aunque sigan estando en casa de sus padres. Parece fácil, pero resulta difícil, puesto que si vives en casa de tus padres sabes que ellos son la autoridad y que tu debes seguir sus normas y no oponerte a tus límites, pero tu madurez, tu personalidad y tu forma de ser puede ser dispar a lo que tus referentes creen, piensan o actúan.
La mayoría de veces los padres y madres solo quieren facilitarnos las cosas, enseñarnos, darnos lecciones de vida, dado que ellxs han pasado por situaciones parecidas a las nuestras y hablan desde la experiencia. Lxs adolescentes pueden vivirlo de manera muy agresiva porque parece que la sabiduría de lxs padres sea la única verdad absoluta, cuando ellxs no se sienten descritos por los argumentos de lxs referentes.
La vida, la sociedad, la manera de pensar, de hacer, cambia y varia con el tiempo; y es importante, tanto para madres y padres como para hijxs escuchar las versiones de cada uno, sin anular la del otro. Hay que tener en cuenta que la adolescencia no es una buena época, mejor dicho, es una buena época, pero nada estable y tranquila. Y a la vez, también hay que validar que a veces la parentalidad en la adolescencia puede cargar a tus hijxs. Muchas preguntas, muchas normas, muchos puntos de vista, muchas preocupaciones, mucho control: “¿Cómo ha ido el día?”, “¿Con quién has estado?”, “¿Cuándo vuelves?”, “¿Qué has hecho en el instituto?”, “¿No tienes deberes?”, “A las 21h en casa”, “me da igual las notas de tus compañeros”, “estás creando un drama de la nada”, “si tu supieras por lo que pasé yo…”. Muy agobiante, ¿verdad?
Y la reacción habitual de lxs adolescentes a los padres y a las madres: “Dejáme en paz”, “no me preguntes”, “soy el único que no puede ir a la fiesta”, “los padres de Maria son mucho mejores”, “estoy harta de vivir con vosotros”, “dejad de controlarme”, “vaya mierda de familia”, “no me hagas tantas preguntas”, “voy a venir a la hora que quiera”, “tú no puedes mandar sobre mí, soy mayor de edad”, “si soy así es por lo que tú me has enseñado…”. Comprendemos que, escuchar esto, también debe ser complicado.
Con esta entrada queremos que sepáis tanto padres y madres, como hijxs, que no es fácil ninguna de las dos partes. Que lo mejor es negociar, decir qué cosas, nos molestan sin alterarnos, y sin ser repetitivos, consensuar y tener un ambiente lo más tranquilo posible.
¡Esperamos que te haya parecido interesante!
Te contamos más cosas el miércoles que viene.
El Equipo de Somni Psicologia