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¿Has oído a hablar alguna vez de los escape room? Es una forma de entretenimiento que se ha dado mucho a conocer en los últimos años.
Los primeros fueron llevados a cabo por ingenieros de Silicon Valley, que crearon un juego de escape room basado en las novelas de Agatha Christie en el año 2006, y poco a poco fueron expandiéndose y llegando al resto del mundo, convirtiéndose en una de las formas de entretenimiento por excelencia.
Se trata de un juego físico y mental en equipo, que consiste en conseguir escapar de una habitación, ambientada y con una temática conocida previamente, resolviendo enigmas, acertijos, misterios y superando toda clase de pruebas. El estar encerrado en una habitación puede no ser literal, pues existen algunos que pueden transportarse de un sitio a otro e incluso que se hacen online, y que requerirán mucho más de nuestra imaginación para la ambientación.
Una de las claves de un escape room, es que existe un límite de tiempo para conseguir salir de la habitación, por lo que la rapidez y la adrenalina se convierten en dos factores clave en esta actividad.
Además de un momento de diversión y de ocio, realizar escape rooms nos aporta muchos otros beneficios como:
1. Estimulación Cognitiva: Al resolver enigmas y tener un tiempo determinado, aumentamos nuestra concentración y focalizamos mucho más nuestra atención. Además, al tener que retener información a lo largo de estos ejercitamos nuestra memoria casi sin darnos cuenta.
2. Desconectar de la rutina: Concentrarnos en aquello que estamos haciendo, y no tener elementos distractores como teléfonos móviles, nos permite olvidarnos por un tiempo de la realidad de fuera, nuestras obligaciones o preocupaciones, y centrarnos solo en aquello que estamos haciendo.
3. Trabajar bajo presión: Cómo hemos dicho anteriormente, la adrenalina juega un papel clave en este tipo de actividades, por lo que tendremos que aprender a controlar la presión y los nervios, para conseguir organizarnos, resolver las diferentes pruebas y conseguir mantener la calma para ser lo más eficientes posible a pesar de la presión.
4. Desarrollar la resiliencia: Es de esperar que no todo nos va a salir siempre a la primera, que vamos a cometer errores y que tendremos que intentar varias veces una misma cosa hasta conseguirla. Perseverar en aquello que intentamos resolver nos permitirá desarrollar y fomentar nuestra capacidad de resiliencia.
5. Mejorar la autoestima: Ser capaces de resolver un enigma, superar una prueba, ayudar al equipo, etc. Nos hace sentir mejor con nosotrxs mismxs y valorarnos mucho más. Además, en los escape room podemos sentir que nuestras habilidades son reconocidas e imprescindibles para que todo el equipo consiga escapar.
6. Trabajar la atención: En la mayoría de escape room nos encontramos con muchos estímulos a la vez, por lo que en ellos trabajaremos nuestra atención, intentado focalizarla en aquello que nos interesa en ese momento y evitando distraernos con otros estímulos. Además, deberemos mantener la atención durante un período largo de tiempo, por lo que a la vez estaremos estimulando nuestra atención sostenida.
7. Trabajar en equipo y cooperar: En un escape room el trabajo en equipo es la clave del éxito, por lo que tendremos que comunicarnos de manera asertiva, interactuar en todo momento con una buena comunicación, organizarnos entre nosotrxs, tomar decisiones, defender nuestros puntos de vista, empatizar con los demás compañerxs etc. La adrenalina a veces nos puede jugar malas pasadas y hacer que nuestra comunicación no sea la adecuada, por lo que podemos aprovechar para intentar comunicarnos de manera asertiva en todo momento, a pesar de la presión.
Esperamos que el artículo os haya parecido interesante y ¡os animamos a contarnos vuestras experiencias con los escape room!
El Equipo de Somni Psicologia
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¿Cuántos padres y madres temen y sufren la llegada del momento de las notas? Ese momento en que los niños y niñas llegan de la escuela con un papel, que pretende reflejar el conocimiento adquirido durante ese trimestre. Y es que a muchos padres y madres les genera ansiedad este momento, ya que les parece determinante para sus niñxs, y aparece el común miedo al fracaso: “¿Y si ha suspendido muchas?”, “¿Y si no consigue aprobarlas?”, “¿Y si no le gusta estudiar?”, “¿Va a ser un/a fracasadx?”
¿Y dónde va toda esa falta de confianza y miedo al fracaso? Obviamente a los niñxs que, aunque creamos que no nos escuchan o que no nos están haciendo caso, son como una esponja que absorben todo lo que ven y todo lo que oyen.
Y es que, como hemos hablado en muchas ocasiones, cada niñx es un mundo, con sus habilidades y con sus dificultades, y a veces un sistema académico rígido y basado en aprender conceptos y plasmarlos en un examen puede no ser beneficioso para todxs ellxs. Si solo basamos las habilidades de los niñxs y su valía en los logros académicos, no solo los padres y madres tendrán y vivirán ese miedo al fracaso de sus hijxs, sino que ellxs también lo experimentarán.
¿Qué puede generar eso? Pues seguramente nos encontraremos con niños y niñas ansiosxs, nerviosxs, con una baja autoestima, y con mucho miedo a probar cosas nuevas o a seguir intentando cosas que no les salen, por el miedo a fracasar.
Es importante hablar y mostrar a los niños y niñas el valor del fracaso, la importancia de intentar las cosas, aunque no nos salgan; de probar cosas nuevas, de seguir intentándolo, y sobre todo, es importante que restemos importancia a esas notas y le demos un valor distinto, de celebrar y realzar aquellas áreas en las que ha destacado, y las que no, no vivirlas como un fracaso sino como una manera de visualizar en qué cosas tocará esforzarse un poquito más.
Y, a ser posible, generar un espacio en el que hablar de que cosas también nos cuestan a nosotros como adultos y que seguimos intentando, asegurándonos que no tenga miedo a suspender, a equivocarse, a vivir esos errores como parte del proceso de aprender, para que en un futuro no tengan miedo a probar, intentar y equivocarse.
¡Nos vemos la semana que viene con un nuevo artículo!
El Equipo de Somni Psicologia
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La noticia de la llegada de un/a niñx a nuestras vidas trae a su vez una mochila enorme de emociones y sensaciones que nos acompañaran a lo largo de toda la maternidad/paternidad: alegría, cansancio, miedo, felicidad, preocupación, calma, frustración…
Y junto a toda esta montaña rusa emocional, también es inevitable que aparezcan las expectativas: cómo será su personalidad, qué habilidades tendrá, qué cosas le gustaran, etc.
Y es que las expectativas no son más que las creencias que se originan de forma consciente o no, sobre las capacidades y destrezas que, en este caso, tiene o tendrá nuestrx niñx.
Como decíamos, es imposible no generar estas expectativas como padres o madres, ya que provienen de nuestra creencia de qué es bueno o qué es malo, o de nuestras propias experiencias durante nuestra infancia, de cómo nos hubiera gustado ser nosotrxs, etc. Pero ¿pueden tener algún efecto estas en nuestrxs niñxs?
Si estas expectativas de cómo deben ser nuestros hijos e hijas, o cómo nos gustaría que fueran, difieren de la realidad, lo que suele pasar en la mayoría de los casos es que pueden llegar a generarnos conflictos, tanto a ellxs como a nosotrxs.
Y es que la autoestima de los niños y niñas se forma, en parte, por las opiniones que perciben y escuchan en su entorno, especialmente por aquellas personas que son importantes para ellxs. Es inevitable que como adultxs, aunque sea de manera inconsciente, transmitamos con nuestros gestos, acciones y palabra estas expectativas sobre nuestrxs hijxs, y cuando estas no se cumplen nos sintamos frustrados y frustradas y ellxs, por su parte, desalentadxs.
La mayoría de las veces nos centramos tanto en esas expectativas que nosotroxs hemos creado, y en si se cumplen o no, que no somos capaces de ver realmente quien es nuestrx hijx, cómo es y cuáles son sus fortalezas y habilidades. Es decir, nos estamos perdiendo realmente el poder conocer y descubrir quién es él o ella realmente, y ayudarle a cumplir sus propias metas, sus propias expectativas y su propia personalidad.
Por otro lado, el niño o niña que vive completamente rodeado de expectativas, le será muy complicado desarrollar su propia personalidad, además de costarle marcarse sus propias metas y objetivos, ya que intentará en la mayoría de los casos, cumplir con eso que se espera constantemente de él o ella.
¿Y en qué puede derivar eso? Pues en un/a peque desalentadx y con una muy baja autoestima. Acabará percibiendo que lo que se busca no es que sea como realmente es, sino como se espera que sea. Como es imposible cumplir con todas las expectativas, probablemente sienta que, haga lo que haga, nunca será suficiente.
Así que os animamos a intentar despojaros de todas esas expectativas y descubrir quién es y cómo es esa personita que tenéis delante, para ayudar a potenciar sus habilidades, sus fortalezas y cumplir sus propios sueños y metas.
Esperamos que os haya gustado el artículo, ¡hasta la semana que viene!
El Equipo de Somni Psicologia
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¿Cuántas veces has sentido que tenías que ser perfectx? ¿Que tenías que ser el/la mejor amigx, mejor hijx, mejor hermanx, mejor pareja, mejor trabajadorx… mejor todo? ¿Y lo has conseguido?
Cuando miramos las redes sociales, parece que todo el mundo tiene una vida perfecta. Que se quiere mucho con su pareja, que está muy guapx y feliz; que la familia le adora, el trabajo le va estupendo, e incluso sus mascotas son más monas que las tuyas. ¿Y tú? Pues coges, y empiezas con un discurso interno de lo que “tendrías” que hacer, con castigos asociados como “tú no vales” o “no lo estás haciendo suficientemente bien”. Quizás, incluso, te preguntas cómo narices se lo hacen.
Y llegas a un punto en el que todo se hace bola, porque no puedes ser siempre el/la mejor en todo, ni despuntar en todos los ámbitos. Discúlpanos para hacerte esta revelación, pero es cierto. Porque, ¿sabes qué pasa? Que no lo hacen. Que obviamente tienen altibajos; que a veces no llegan al trabajo o tienen discusiones con su mejor amiga. Porque no podemos ser perfectxs.
¿Por qué queremos serlo? Cada persona tendrá su motivación, pero una de las más comunes es ser aceptadx. Si soy perfecto, me valorarán y me querrán: mis padres, mis amistades, la pareja, en el trabajo, en las actividades de ocio. Ser admiradx seguro que nos llevará a ser aceptadx.
Pero la contraposición a todo esto es el planteamiento de que, si fallo, pienso que ya no me aman. Que ya no me quieren. Y, por tanto, no me puedo permitir fallar. Y me presiono, me obligo, me sobro-exijo, hasta niveles de quizás caer enfermx. Hay quién, incluso, se maltrata por haber enfermado. Qué frustrando tiene que ser, ¿no? Y qué ansiedad más intensa al intentar controlarlo todo, cuando no es viable.
Así pues, ¡hoy reivindicamos nuestro derecho a ser imperfectxs! A hacer algo no tan bien, o a medias, o que quizás nos cueste. A equivocarnos como base de nuestro aprendizaje. A mejorar en diferentes aspectos de nuestra vida al ritmo que podemos sostener. Y, sobre todo, a no llegar a todo.
Si hacemos esto, os aseguramos que tendremos una vida igual de imperfecta, pero mucho más amable, tranquila y justa hacia nosotros mismas y mismos. ¡Y con menos ansiedades!
¡Esperamos que seáis muy imperfectxs y que tengáis un mucho buen día! ¡Hasta el próximo miércoles!
El Equipo de Somni Psicologia