La teoría de las inteligencias múltiples

La teoría de las inteligencias múltiples


inteligencias

Hoy nos despedimos de nuestro blog para dar entrada a las vacaciones de verano, y queríamos hacerlo hablando de la inteligencia.

La inteligencia es un concepto de gran interés para todo el mundo. Para muchos y muchas, es una especie de poder que se desea adquirir, manipular y comprender. Puede llegar a convertirse en objeto de envidia de algunas personas y de orgullo para muchas otras. Puede afectar a nuestra autoestima, a nuestro autoconcepto, e incluso a la forma en que nos relacionamos con los demás.

A pesar de ello, la interpretación que actualmente hace nuestra sociedad de este concepto, dista mucho de todo aquello que puede llegar a incluir. Y lo reducen a los conocimientos adquiridos, la capacidad lógica y la capacidad verbal, que es lo que miden la mayoría de test.

Pero tal como expone el psicólogo estadounidense Howard Gardner, “La inteligencia, lo que consideramos acciones inteligentes, se modifica a lo largo de la historia. La inteligencia no es una sustancia en la cabeza como es el aceite en un tanque. Es una colección de potencialidades que se completan”.

De aquí nace la Teoría de las Inteligencias Múltiples, propuesta por este autor. Se trata de una contrapropuesta a la concepción del paradigma de una inteligencia única, definiendo 8 tipos de inteligencia, que se centran en las distintas potencialidades o talentos de cada individuo.

Estos son los tipos de inteligencia que propone:

  • Inteligencia lingüística: Es la habilidad de dominar el lenguaje y la comunicación, tanto a nivel oral como a nivel escrito.
  • Inteligencia lógico-matemática: Es la habilidad que se ha considerado durante muchos años la inteligencia en bruto. Se trata de la habilidad para razonar de manera lógica y la capacidad de resolver problemas matemáticos.
  • Inteligencia espacial: Es la habilidad para observar el mundo y los objetos desde distintas perspectivas, permitiéndonos manipular las imágenes mentales y crearlas para solucionar problemas.
  • Inteligencia musical: Es la habilidad para elaborar, componer o interpretar piezas musicales.
  • Inteligencia corporal y cinestésica: Es la habilidad para mover el propio cuerpo y coordinar los movimientos, lo que puede incluir el uso de herramientas, el deporte, la expresión emocional a través del cuerpo…
  • Inteligencia intrapersonal: Es la habilidad de conocer y gestionar nuestras propias emociones y pensamientos. Controlando nuestro foco atencional, permitiéndonos reflexionar sobre estos elementos y dando lugar a la introspección.
  • Inteligencia interpersonal: Es la habilidad para relacionarse con los demás. Nos permite detectar y comprender las circunstancias y problemas de las personas de nuestro alrededor.
  • Inteligencia naturalista: Es la habilidad que nos permite detectar, diferenciar y categorizar los aspectos vinculados al entorno, como por ejemplo las especies animales y vegetales o fenómenos relacionados con el clima, la geografía o los fenómenos de la naturaleza.

Según esta teoría de Gardner, todas las personas presentamos todas y cada una de estas ocho clases de inteligencia, pero cada individuo destaca más en algunas de ellas y puede presentar mayor dificultad para otras.

Hay que tener en cuenta que, pese a que la educación en las aulas se ha centrado más en ofrecer contenidos y estrategias académicas para fomentar principalmente los dos primeros tipos de inteligencia (lingüística y lógico-matemática), según Gardner, ninguna de estas inteligencias tiene mayor importancia que las demás.

Es por esta razón que os invitamos a aprovechar las vacaciones de verano para fomentar el desarrollo de las habilidades que no podemos practicar tanto en la rutina de nuestro día a día. ¡Y no sólo para niños y niñas! Como personas adultas seguimos pudiendo fomentar estas habilidades y no debemos perder la oportunidad de hacerlo.

Esperamos que esta entrada os haya resultado interesante y útil. Os esperamos con mucho más contenido a partir de la primera semana de septiembre.

¡Os deseamos unas felices vacaciones!

El Equipo de Somni Psicologia 

Las emociones de las vacaciones

Las emociones de las vacaciones


vacaciones

Llega el verano, y con él, las mil y una expectativas. Hay personas que disponen de vacaciones estos días, y tan si es así como si no, probablemente todas llevamos meses imaginándonos cómo será esta época veraniega.

A menudo, imaginamos que el verano será idílico; estaremos haciendo muchísimas actividades diferentes, con amistades, familia y/o pareja, y todo lo que sentiremos será alegría y desconexión. Pero la vida no es una película ni un video de una red social.

¿Qué queremos decir con esto? Pues que es lógico y normal que vivamos varias emociones estos meses, y no todas ellas sean agradables. Puede ser que nos sentimos frustradas y frustrados cuando haya planes que se cancelen o haya imprevistos (relacionados o no con la COVID-19); puede pasarnos que nos sintamos aburridos o aburridas porque no sabemos cómo rellenar nuestro tiempo; o incluso que nos agobiemos por exceso o carencia de planes. Quizás nos sentimos tristes a causa de alguna pérdida significativa, que se hace más patente estas semanas; o asustados/das a causa de los rumores de nuevos brotes.

Sea cual sea la emoción que destaque, ¡es sana! Es muy importante que la escuchemos y la aceptemos, y que procuremos darnos un espacio a vivirla. ¿Qué más podemos hacer?

  • Podemos hablarlo con personas próximas o escribirlo en un diario
  • Podemos hacer un registro de nuestras emociones para comprenderlas de manera más cuidadosa
  • Podemos hacer deporte, o alguna actividad física diferente que nos estimule, como hacer excursiones
  • Podemos organizarnos una rutina de actividades a hacer, de forma que reducimos la apatía y/o el caos
  • Podemos procurar bajar revoluciones viendo una película y/o leyendo un libro
  • Podemos simplemente relajarnos tomando un poco el sol (¡con protección!)
  • Podemos quedar con unos amigos o amigas de manera presencial o, incluso, ¡telemáticamente!
  • Podemos pedir ayuda a la gente de nuestro alrededor y/o a uno/a profesional

Entendamos pues que es importante poder disfrutar del buen tiempo, siempre y cuando no nos presionamos en exceso y seguimos cuidando nuestra salud mental. ¡Los altibajos son normales!

¡Esperamos que os haya gustado esta reflexión! ¡Que tengáis una buena semana!

El Equipo de Somni Psicologia 

¿Se te ha comido la lengua el gato? El mutismo selectivo

¿Se te ha comido la lengua el gato? El mutismo selectivo


mutisme

Algunos niños y niñas que saben hablar y, normalmente lo hacen sin problema, pueden quedarse sin habla ante situaciones sociales en las que esperamos que den una respuesta verbal.

Esto tiende a preocupar a los referentes que estamos alrededor y a ponernos en una situación bastante incómoda. Nos preguntamos “¿qué debe pasar por su cabeza? ¿por qué no contesta?”; tendemos a dejarnos llevar por nuestra propia frustración hablando nosotros, haciendo más preguntas o enfadándonos, incluso, podemos llegar a castigarles. Pero, ¿qué podemos hacer, sino?

La respuesta es, en primer lugar, parar y pensar que esto no es algo personal. Si un niño o niña que sabe hablar no contesta ante algunas situaciones sociales, pero sí ante otras, no es porque no quiere, sino porque no puede. Esta situación puede deberse a su estado emocional. ¿A qué nos referimos con esto?

En muchas ocasiones, la dificultad para emitir el habla va vinculada a la ansiedad y, por tanto, la persona que no es capaz de hablar en esa situación, lo está pasando realmente mal.

Si bien es cierto que hay muchas personas tímidas que sienten ansiedad ante muchos contextos sociales y que desearían poder evitarlos, hoy nos referimos a aquellos que realmente sienten tanta ansiedad, que no pueden emitir la voz por mucho que lo intenten.

Según el DSM-5, el mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad caracterizado por el fracaso constante de hablar en situaciones sociales específicas en las que existe expectativa por hablar (como el colegio, las extraescolares o los encuentros familiares), a pesar de hacerlo en otras situaciones.

Esta alteración debe interferir en los logros educativos, laborales o en la comunicación social y debe durar como mínimo un mes, sin que haya ocurrido ningún cambio relevante que justifique la aparición de timidez.

Es importante que no se atribuya a la falta de conocimiento o a la comodidad con el lenguaje hablado necesario en esa situación social. Y que no se explique mejor por un trastorno de la comunicación, trastorno del espectro del autismo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico.

¿Cómo puede ayudar la familia?

  • Reaccionar con normalidad ante situaciones que le generen elevada ansiedad o que puedan provocar el mutismo: No anticiparlas con mucho tiempo ni hablar mucho de ellas, y en el caso de que haga mutismo, no darle mayor importancia.
  • Evitar la sobreprotección: Ver sufrir a nuestros hijos e hijas de esta manera es muy difícil y, a menudo, tendemos a querer evitar su sufrimiento evitando los estímulos que les generan ansiedad. Así no les estamos ayudando ya que no damos margen al aprendizaje.
  • Facilitar el afrontamiento a las situaciones problemáticas: Podemos crear situaciones que se aproximen a la que les preocupa para que practiquen el afrontamiento a la situación real o dar ayudas para que puedan afrontar la situación por sí solos.
  • Trabajar la identificación y gestión emocional: Si hablamos sobre emociones en casa, vemos películas o leemos cuentos sobre ellas, y damos herramientas de gestión de la ansiedad, nuestros hijos e hijas podrán gestionar mejor estos contextos.

Esperamos que el artículo te haya resultado interesante, ¡y si tienes cualquier pregunta y/o comentario no dudes al escribirnos!

 El Equipo de Somni Psicologia 

¿Cómo te hablas?

¿Cómo te hablas?


cervell

A menudo, cuando nos planteamos dar nuestra opinión o hablamos con la gente de nuestro alrededor, vamos con mucho cuidado con las palabras, la entonación y la intencionalidad de nuestro mensaje.

Tenemos muy claro que cuando nos comunicamos, nuestras palabras tienen un efecto en la otra persona. Sabemos que si utilizamos un lenguaje (verbal o corporal) agresivo, provocaremos malestar (tristeza, ira, decepción, rechazo) en el otro. Y, si somos persistentes en este estilo comunicativo, esta persona se alejará.

La cuestión de hoy es: ¿te has parado a pensar cómo afecta tu estilo comunicativo hacia ti mismo/a?

En todo momento (pero sobre todo cuando llega el verano y nos bombardean con mil mensajes sobre cómo tendría que ser nuestro cuerpo o nuestra vida), aparecen muchos mensajes mentales de juicio hacia uno/a mismo/a. Muy a menudo estos son de un estilo agresivo: “¡qué ridícula!”, “¿cómo se te ocurre salir así a la calle?”, “soy idiota”, “qué pringado”, “es normal que no te quiera nadie”.

 Qué duro, ¿verdad? Cuando nos decimos estas cosas, lo que estamos haciendo es destrozar nuestra autoimagen y nuestra autoestima, provocando así una reacción de desprecio hacia uno/a misma. Además, estos mensajes disminuirán nuestra seguridad, haciéndonos más propensos y propensas a sufrir trastornos como la depresión y la ansiedad, y haciéndonos más vulnerables a las manipulaciones externas.

Así pues, desde aquí os recomendamos que os planteéis si diríais este tipo de mensajes a una persona que queréis mucho, como vuestra pareja, vuestro hermano pequeño o vuestra madre. Y en caso de que no, intentéis modificarlos en vuestra cabeza. Para hacerlo, os proponemos:

  • Fíjate en tu lenguaje: el primer paso es identificar cómo te hablas y cuando lo haces de manera agresiva.
  • Céntrate en las conductas: si hay algo que haces que no te gusta, en vez de hacer un juicio de quién “eres”, plantéate qué te gustaría hacer. En lugar de decir “soy un perezoso”, di “me gustaría ser más activo”.
  • Céntrate en aquello que te gusta: no solo pienses en todo aquello de ti que no te gusta, también valora y ocupa espacio mental con las cosas que sí que te gusten.
  • Practica la autocompasión: acepta que a veces habrá cosas que no harás bien, que te equivocarás o que no te gustarán. No pasa nada, es importante escucharte, aceptarte y no presionarte en exceso.
  • Imagina que lo dice otra persona: si alguien otro se dijera a sí mismo/a estos mensajes, ¿cómo responderías? ¡Puedes probar entonces de darte estas respuestas a tú mismo/a!

¡Esperamos que este artículo os haya resultado interesante! Y si tenéis cualquier duda, pregunta o necesitáis ayuda, ¡estamos a vuestra disposición!

El Equipo de Somni Psicologia

La intensidad de las emociones

La intensidad de las emociones


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En nuestro día a día experimentamos muchas situaciones que hacen aflorar nuestras emociones. Las emociones son reacciones o respuestas que genera nuestro cuerpo ante cambios que se producen en nosotros/as mismos/as o en nuestro entorno. La valoración que hacemos nosotros del estímulo o acontecimiento es lo que provoca una emoción concreta. 

Estas son universales y comunes en todas las culturas, y sus manifestaciones también tienen patrones de comportamiento parecidos en todos los individuos, con el objetivo de ayudarnos a sobrevivir y a tomar decisiones. 

Pero, ¿cuáles son las funciones de las emociones? 

  • Función social: facilitar la interacción social y expresar nuestro estado de ánimo, mediante la expresión verbal y no verbal. 
  • Función adaptativa: preparar al organismo hacia la acción para actuar de manera eficiente. 
  • Función motivacional: cualquier reacción emocional nos motiva a mantener el estímulo/conducta que lo ha provocado, o por lo contrario no nos motiva y promueve que nos alejemos de este/a; de la misma forma que sentirnos motivados/as puede provocar también cierta reacción emocional. 

En referencia a las emociones, a pesar de que existen diferentes clasificaciones sobre cuáles son las emociones básicas de las personas, la más extendida y aceptada es la propuesta por Paul Ekman (1979), pionero en el estudio de las emociones y sus expresiones faciales, que propone seis emociones básicas: alegría, tristeza, miedo, ira, asco y sorpresa. 

Los niños y las niñas pueden presentar dificultades en la identificación y gestión de estas emociones. Y es que entender como nos sentimos nosotros/as y nuestro entorno, puede ser una tarea complicada. Aun así, la llamada inteligencia emocional es algo que se puede trabajar desde edades muy tempranas, lo que nos permitirá poco a poco reconocer nuestras emociones y las de los/las otros, relacionarnos mejor con nuestro entorno y conocernos mejor a nosotros/as mismos/as. 

Un ejercicio que puede ayudar a identificar y gestionar las emociones de los niños y niñas es el termómetro emocional, una escala visual que les permitirá entender y graduar la intensidad de sus emociones, así como las respuestas que derivan. 

Conjuntamente con el niño o niña, crearemos de manera visual un termómetro para cada emoción, con sus diferentes intensidades. En primer lugar, definiremos cada emoción básica de forma que el niño/a entienda el concepto a nivel global. En segundo lugar, dentro de aquella misma emoción, presentaremos las diferentes intensidades en las cuales la podemos experimentar, de menos intensidad a más intensidad. Finalmente, podemos añadir diferentes ítems que ayuden al niño/a a identificar en qué intensidad se encuentra: sensaciones corporales, expresiones faciales, respuestas conductuales, etc. 

Finalmente, podemos trabajar mediante situaciones del día a día que la niña o niño nos presente, pidiéndole no con solo que identifique qué emoción sintió en aquel momento, sino que, a través de los ítems presentados, sea capaz de identificar en qué grado la sintió. 

Otro paso interesante al trabajar con el termómetro emocional, es poder brindar al niño o niña estrategias para poder reducir de manera autónoma la intensidad emocional en caso de que sea necesario. Por ejemplo, si la reacción emocional de un niño/a ante cierta situación es ponerse furioso/a y explotar a nivel conductual, que no solo sea capaz de identificar qué estar sintiendo, sino que pueda tener las estrategias para conseguir relajarse y, poco a poco, ir reduciendo la intensidad de la ira. 

¡Esperamos que esta propuesta os haya resultado útil! 

El Equipo de Somni Psicologia 

TEA a lo largo del ciclo vital

TEA a lo largo del ciclo vital


TEA cicle vital

Hoy volvemos a hablar sobre el Trastorno del Espectro del Autismo en las diferentes etapas vitales. Como hemos dicho varias veces en nuestras entradas de blog, cada persona es única, así que, aunque haya síntomas comunes y compartidos en las personas con diagnóstico del TEA, no podemos esperar que todas muestren las mismas características o de igual manera. El TEA es muy amplio y su presentación es muy distinta en cada persona. 

Algunos indicadores del diagnóstico en bebés o niños/as muy pequeños/as suelen ser movimientos repetitivos y búsqueda sensorial a través de alguno de los cinco sentidos. A veces, aparecen conductas que nos hacen pensar en la presentación de problemas o dificultades auditivas, dado que pueden no responder a su nombre o ignorar algunas demandas realizadas por sus referentes. Durante la primera infancia también puede observarse un juego repetitivo, es decir, el niño o niña tiende a repetir el mismo juego, con la misma historia y las mismas acciones. Siente seguridad y control, y puede aparecer estimulación o regulación sensorial. En ocasiones, los y las peques pueden realizar conductas que dan la impresión de que no temen a situaciones peligrosas, como si no desarrollaran la sensación de peligro. Pueden aparecer hipersensibilidades, del estilo: “mi hijo/a no tolera algún sonido”, “tiene arcadas con alguna textura de algún alimento”, “le molestan las etiquetas de las camisetas”, “quiere ir en chándal”. O bien pueden presentar alguna hiposensibilidad, como por ejemplo: “cuando era pequeño/a se rompió la clavícula y no sintió dolor”.  

Durante la adolescencia o la segunda etapa vital, empiezan a aparecer dificultades más del tipo social, pues les cuesta relacionarse con sus iguales. Muchas veces no entienden las actuaciones de sus amigos o amigas, o les cuesta apreciar las indirectas, metáforas, ironías y frases hechas, entre otros. Tiene un lenguaje muy literal y poco recíproco, siendo su comunicación muy práctica, objetiva y a veces unidireccional. Esto implica que pueden estar mucho rato hablando de sus intereses sin interesarse por la otra persona. No lo hacen con mala intención, pero consecuentemente pueden encontrarse con rechazos sociales. Las dificultades nombradas durante la primera infancia suelen seguir dándose, aunque si han iniciado un tratamiento temprano pueden verse muy reducidas, incluso pueden ser funcionales y no llamar la atención a ojos de personas neurotípicas.  

Durante la adultez, muchas personas con TEA suelen ser funcionales, prácticas y tener un grupo social de referencia que los comprende, que entiende sus particularidades y que no se oponen o se sienten mal por sus actuaciones o verbalizaciones. Contrariamente, algunas personas pueden presentar aislamiento social por no entender al resto de la sociedad y sentir mucha ansiedad por ello.  

Estas son algunas de las características que presentan las personas con TEA, ¡hay muchas más! Si queréis saber más, podéis pedir información sobre el Taller para Familiares de niños y niñas con TEA que realizaremos durante la última semana de junio y la primera de julio, durante 4 sesiones, donde se ofrecerán pautas de actuación y se explicaran las características y la neurofisiología de personas con dicho diagnóstico.  

¡Que tengáis un buen miércoles!  

El Equipo de Somni Psicologia

Hola, ¿ te puedo ayudar?