Concentración, Inatención, NUESTRO BLOG, Organización, Parentalidad, Reeducación, Salud Mental, Socialización diferencial, Terapia, Trastorno Mental
La inatención hace referencia a la reducción de la capacidad para dirigir o focalizar la atención hacia un estímulo determinado. Esto supone una dificultad para mantener la concentración en tareas y supone un elevado número de distracciones para las personas que la sufren.
Este reto puede aparecer en cualquier tipo de persona, independientemente del género o la edad, pero, si bien es cierto que es muy frecuente escuchar hablar sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), la inatención puede ir mucho más allá de este diagnóstico.
De hecho, la atención, como toda habilidad o proceso cognitivo, puede observarse en mayor o menor medida en cada una de sus distintas funciones, y es muy importante comprenderla en su globalidad antes de poder sacar conclusiones erróneas que nos lleven a un diagnóstico equívoco de un menor.
La atención engloba distintas habilidades específicas, o tipologías, muy distintas entre sí:
- Atención sostenida: Permite que nos centremos en un único objeto a lo largo del tiempo.
- Atención selectiva: Nos permite centrarnos en un estímulo determinado e ignorar aquellos estímulos distractores que pueden dificultar la percepción del estímulo elegido.
- Atención dividida: Es la habilidad de atender a más de un estímulo al mismo tiempo, permitiéndonos realizar más de una tarea al mismo tiempo.
El control atencional nos permite gestionar estos tipos de atención y, por tanto, llevar a cabo todo tipo de tareas del día a día, ya que es el encargado de discriminar los estímulos y procesar únicamente aquella información que realmente es importante para la persona.
Consecuentemente, la inatención puede tener consecuencias graves en la vida cotidiana. Las personas que la padecen pueden tener dificultad para completar tareas, retener información importante o seguir instrucciones. Esto supone un impacto en el rendimiento escolar, laboral y en la vida personal.
Pero, si no es exclusivo de niños y niñas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad ¿cómo podemos diferenciar a los menores con inatención de aquellos que podrían padecer este diagnóstico?
La respuesta es sencilla: acudiendo a un/a profesional, ¡la inatención se puede trabajar! Observamos una evolución muy positiva en este aspecto gracias al entrenamiento de las funciones ejecutivas. Pero este proceso terapéutico distará mucho en función de la causa de la inatención.
Una buena exploración diagnóstica será la clave para ver si la inatención deriva de la sintomatología del TDAH, de la baja motivación por la tarea, del estado emocional o de factores ambientales que podamos modificar.
En cualquiera de los casos, existen estrategias específicas a través de la terapia cognitivo-conductual que podrán ser de gran beneficio para el niño o la niña, ayudándonos a identificar y cambiar patrones de pensamiento, emoción y conducta que están contribuyendo a la inatención. Y, sólo en caso de que fuera necesario, siempre podríamos derivar a psiquiatría para que se valore detenidamente si la medicación puede ayudar en su caso.
Esperamos que os haya parecido interesante el artículo y que pueda ser útil para poder comprender y ayudar a muchos niños, niñas, adolescentes y personas adultas que, sin necesidad de padecer un diagnóstico concreto, puedan mostrar inatención en su día a día.
¡Hasta la semana que viene!
El Equipo de Somni Psicologia
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El vínculo terapéutico es el motor de cualquier terapia. Es importante que la persona que asista a terapia tenga una buena conexión con el/la terapeuta, que sigan los mismos objetivos, y que al oír como habla y como concibe los pensamientos de la persona, ésta sienta que está siendo entendida y escuchada, y que las pautas que le propone se dirigen a cumplir sus objetivos propios.
Desde Somni Psicologia creemos importante hacer una primera visita gratuita para poder conocer el caso y obtener información sobre la demanda que trae el/la paciente, para ver si la profesional puede ayudarlo/la, y para que el/la paciente vea cómo se siente; en el espacio en el que está y si se siente cómodo/a con la profesional con la que interactúa. Venir a terapia no se debe de convertir en una obligación, sino en una necesidad personal y que sea un espacio de autocuidado, donde se sienta fuera de juicios.
Hay que distinguir el vínculo terapéutico con niños/as, adolescentes y adultos/as. Los niños también necesitan sentirse a gusto y que las sesiones le parezcan atractivas. Por este motivo, se puede trabajar a través del juego o a través de sus intereses. Es así como pueden abrirse y contar sus preocupaciones. Consideramos importante no ser muy directivo/a con las necesidades/objetivos que han expuesto sus padres desde el inicio de la terapia, ya que se pueden mostrar inhibidos/as o muy agresivos/as si se les habla de temas que ellos/as aún no han comentado.
En el caso de los/as adolescentes, el vínculo terapéutico resulta importante hacerlo a través de las necesidades propias del/a adolescente, puesto que ellos/as tienen más claro sus inquietudes o preocupaciones y tienden a contarlo de primeras. Aun así, al igual que con los y las niñas, en las primeras sesiones se debe establecer una buena comunicación y pactar unos objetivos entre profesional/paciente. Necesitan herramientas que les sirvan en sus día a día, ya que si observan que no hay cambios en sus “problemas” es posible que quieran dejar de ir a terapia.
Lo y las adultas tienen una demanda ya muy establecida antes de iniciar terapia, pero el vínculo terapéutico sigue siendo el motor de todo el proceso terapéutico, dado que se necesitan sentir a gusto con el/la profesional y ver que van en una misma dirección. El/la profesional se debe adaptar a sus demandas en un inicio y fomentar un ambiente de confianza con el paciente. Sin embargo, si el/la profesional observa que hay que trabajar otros objetivos terapéuticos a parte de los que el/la paciente ha expuesto, una vez tengan un vínculo seguro, deberá comentárselo de manera abierta para ver si procede a trabajarlos, o por lo contrario es algo que no le preocupa.
Volviendo a lo anteriormente expuesto, es importante dar un primer espacio sin ningún tipo de compromiso para que el/la paciente o los padres del/de la paciente expongan la información que creen imprescindible y que valoren durante uno o dos días si se han sentido bien con el/la profesional para tomar una decisión. Los/las profesionales son muy conscientes que cada persona es única y que dependiendo de la demanda quizás se puede valorar derivar a otro profesional que sea más especialista en los temas o las demandas que traiga el/la paciente.
Como consejo, si buscas ayuda terapéutica y ves que el/la profesional no sigue tu línea de demanda o la manera que te propone de trabajar no es compatible con tu forma de ser o de actuar, no tengas miedo a decírselo de manera explícita, ya que el profesional no lo vivirá como un ataque, ¡ni mucho menos! Y finalmente, recuerda que siempre puedes decidir probar de cambiar de terapeuta. ¡Este es tu derecho! ¡Quizá con la persona nueva te sentirás mejor y te será más útil!
¡Esperamos que os haya resultado muy interesante! ¡Hasta el próximo miércoles!
El Equipo de Somni Psicologia
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Las relaciones sociales son las interacciones que se dan entre dos o más personas. Son básicas para la supervivencia, dado que los seres humanos somos seres sociales. Al tener relaciones sociales, las personas establecemos vínculos: amistosos, de compañeros, sentimentales o familiares. El objetivo de tener relaciones sociales es fomentar la calidad de vida y contar con un apoyo para solucionar o enfrentarnos a situaciones que por sus características pueden ser complejas de resolver por uno mismo.
A veces, las personas con diagnóstico de Trastorno del Espectro del Autismo presentan dificultades para saber distinguir los diferentes grupos sociales que existen y los diferentes grados de confianza que se deben de establecer con ellos.
Así pues, desde Somni Psicologia os ofrecemos herramientas para trabajar con estas personas los diferentes grupos y grados de confianza.
Para identificar qué tipo de relación tenemos con una persona, es importante que diferenciemos quienes típicamente forman parte de cada grupo (desconocidos, conocidos, compañeros, amigos y familia). Podemos trabajarlo proponiendo diferentes personas y que ellos/as vayan categorizándolas en los grupos, por ejemplo: tío (familia), el panadero (conocido), chica a la que conozco de pequeño y ha venido muchas veces a mi casa (amiga), compañero de clase (compañero), entre otros.
Seguidamente, les comentamos qué es la confianza y los dos niveles que pueden existir. La confianza en una relación interpersonal implica que suponemos que la otra persona velará por nuestro interés, será́ honesta, tendremos seguridad para actuar cómo somos. Un nivel bajo de confianza, implica que debemos ser precavidas/os con nuestras acciones y seguir más la norma social, mientras que un nivel alto de confianza nos da la libertad de poder actuar y expresarnos de forma más natural y menos estereotipada.
Hay que establecer también un nivel de protección a la hora de compartir secretos con una persona, según la confianza que tengamos con esta. Un nivel alto implicará que sólo podemos compartir información irrelevante, como comentar el día que hace o una noticia del momento, mientras que un nivel de protección bajo, implica que podemos compartir todos nuestros secretos más íntimos y pudorosos.
Una vez expuesta esta diferenciación, podéis hablar con ellos/as a través de ejemplos reales o ficticios tales como: “¿A quién le podemos explicar que en casa hay un problema económico?”. Otro ejemplo podría ser: “¿A quién podemos abrazar sin pedir permiso?”. Ellas y ellos deben de dar la respuesta diciendo uno de los grupos: conocidos, desconocidos, compañeros, amigos o familias. Además, podemos exponer cómo se sentiría la gente más cercana a ellos/as si explican según qué cosa de la familia o de sus amigos y qué consecuencias puede generar.
Si queréis saber más sobre dinámicas para trabajar con personas con TEA, ¡dejadnos un comentario y así lo haremos! ¡Hasta la semana que viene!
El Equipo de Somni Psicologia
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Las vacaciones llegan poco a poco a su fin y la vuelta a la rutina cada vez se encuentra más cerca. Para los y las adultas, el final del verano implica la vuelta al trabajo; para los niños y niñas, la vuelta a la escuela.
Para los y las peques, la vuelta a la escuela implica un gran cambio en sus rutinas, que llevan meses siendo muy diferentes, pero para los niños y niñas con TEA estos cambios pueden suponer un reto aún mayor. Nuevos horarios, reencontrarse con antiguos/as compañeros y compañeras, separarse de la familia, conocer a nuevos/as maestros y maestras, nervios por situaciones nuevas que puedan aparecer y no controlan, etc.
A pesar de que los niveles de tolerancia, los de flexibilidad a los cambios, y los de situaciones que no controlan, pueden ser muy distintos dentro del espectro, en general los niños y niñas con TEA suelen presentar niveles más bajos respecto a los niños y niñas neurotípicos, y todas estas situaciones pueden generar en ellos muchos nervios y mucha ansiedad anticipatoria.
Por todo esto, es muy importante utilizar con ellos y ellas la herramienta de la anticipación. La anticipación nos permite darles a los niños y niñas con TEA mayor seguridad y control ante todo aquello a lo que se van a enfrentar y que sienten que se escapa de su control.
A continuación, os dejamos algunos tips y consejos para la vuelta al cole que pueden ayudar a vuestros niños y niñas con TEA:
- Anticipar el final de las vacaciones, explicarles que pronto se terminarán y que habrá que volver a la escuela.
- Recordar juntos a los compañeros que seguirán con él o ella este año. Si tenemos algún álbum de fotos del curso pasado, podemos repasar los nombres y contar cosas que vivieron juntos/as el curso anterior.
- Anticipar en caso de que ya sepamos que hay un cambio de tutor o tutora. Explicar bien que esa persona ya no estará, pero habrá otra, etc. Si sabemos su nombre, podemos anticiparlo para que le resulte familiar.
- Recordar y repasar juntos/as los diferentes espacios de la escuela. Lo ideal, en casos de TEA más severo o casos de más ansiedad, sería poder ir a la escuela unos días antes para anticipar y recordar los espacios in situ. Si eso no es posible, podemos crear juntos mapas y dibujos de los diferentes espacios, anticipar recorridos para ir a los diferentes lugares, etc.
- Recordar las normas básicas de la escuela y de clase; qué nos está permitido hacer y qué no, qué tenemos que hacer al llegar a clase, qué podemos hacer en los diferentes espacios, etc.
- Ir volviendo a la rutina escolar poco a poco, adaptando gradualmente los horarios de sueño, de baño, etc.
- Crear un calendario de los días que faltan para la vuelta a la escuela, para que el niño o la niña pueda ubicarse a nivel temporal y anticipar ese día.
- Preparar posibles conversaciones que pueden surgir con los compañeros y compañeras, y ayudar al niño y/o niña a tener estrategias para poder mantenerlas.
¡Esperamos que os hayan resultado útiles estos consejos y que la vuelta al cole de vuestros niños y niñas sea la mejor posible!
El Equipo de Somni Psicologia
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Hoy volvemos a hablar sobre el Trastorno del Espectro del Autismo en las diferentes etapas vitales. Como hemos dicho varias veces en nuestras entradas de blog, cada persona es única, así que, aunque haya síntomas comunes y compartidos en las personas con diagnóstico del TEA, no podemos esperar que todas muestren las mismas características o de igual manera. El TEA es muy amplio y su presentación es muy distinta en cada persona.
Algunos indicadores del diagnóstico en bebés o niños/as muy pequeños/as suelen ser movimientos repetitivos y búsqueda sensorial a través de alguno de los cinco sentidos. A veces, aparecen conductas que nos hacen pensar en la presentación de problemas o dificultades auditivas, dado que pueden no responder a su nombre o ignorar algunas demandas realizadas por sus referentes. Durante la primera infancia también puede observarse un juego repetitivo, es decir, el niño o niña tiende a repetir el mismo juego, con la misma historia y las mismas acciones. Siente seguridad y control, y puede aparecer estimulación o regulación sensorial. En ocasiones, los y las peques pueden realizar conductas que dan la impresión de que no temen a situaciones peligrosas, como si no desarrollaran la sensación de peligro. Pueden aparecer hipersensibilidades, del estilo: “mi hijo/a no tolera algún sonido”, “tiene arcadas con alguna textura de algún alimento”, “le molestan las etiquetas de las camisetas”, “quiere ir en chándal”. O bien pueden presentar alguna hiposensibilidad, como por ejemplo: “cuando era pequeño/a se rompió la clavícula y no sintió dolor”.
Durante la adolescencia o la segunda etapa vital, empiezan a aparecer dificultades más del tipo social, pues les cuesta relacionarse con sus iguales. Muchas veces no entienden las actuaciones de sus amigos o amigas, o les cuesta apreciar las indirectas, metáforas, ironías y frases hechas, entre otros. Tiene un lenguaje muy literal y poco recíproco, siendo su comunicación muy práctica, objetiva y a veces unidireccional. Esto implica que pueden estar mucho rato hablando de sus intereses sin interesarse por la otra persona. No lo hacen con mala intención, pero consecuentemente pueden encontrarse con rechazos sociales. Las dificultades nombradas durante la primera infancia suelen seguir dándose, aunque si han iniciado un tratamiento temprano pueden verse muy reducidas, incluso pueden ser funcionales y no llamar la atención a ojos de personas neurotípicas.
Durante la adultez, muchas personas con TEA suelen ser funcionales, prácticas y tener un grupo social de referencia que los comprende, que entiende sus particularidades y que no se oponen o se sienten mal por sus actuaciones o verbalizaciones. Contrariamente, algunas personas pueden presentar aislamiento social por no entender al resto de la sociedad y sentir mucha ansiedad por ello.
Estas son algunas de las características que presentan las personas con TEA, ¡hay muchas más! Si queréis saber más, podéis pedir información sobre el Taller para Familiares de niños y niñas con TEA que realizaremos durante la última semana de junio y la primera de julio, durante 4 sesiones, donde se ofrecerán pautas de actuación y se explicaran las características y la neurofisiología de personas con dicho diagnóstico.
¡Que tengáis un buen miércoles!
El Equipo de Somni Psicologia
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Los pensamientos son procesos mentales, la mayoría de ellos voluntarios y controlables, lo que algunos pueden volverse involuntarios, abstractos y difíciles de controlar. Los pensamientos se generan a través de ideas, recuerdos, valores, culturas, intuiciones u opiniones que están en constante cambio.
Los pensamientos, no siempre denotan y proyectan realidades pues, algunos de ellos pueden ser ficticios, recurrentes, ansiosos, repetitivos y ser fruto de nuestra imaginación, intuición o falsa creencia.
El problema es que tienen un poder y un peso en nuestro día a día muy alto con lo que, al final modifica nuestros comportamientos y se mezclan con nuestras emociones, dándoles intensidad y hasta pueden conseguir desregularnos y hacernos sentir vulnerables e incapaces de realizar según que tarea de nuestro día a día.
Al igual que hemos expuesto las consecuencias que pueden aportarnos los pensamientos negativos hay que tener en cuenta el poder que tienen viceversa. Podemos conseguir actitudes, comportamientos y emociones agradables y que nos hagan sentir fuertes y seguros/as de nosotros/as mismos/as; ya que, como hemos comentado, hay que recordar que los pensamientos los creamos nosotros y podemos conseguir el control completo sobre ellos.
Vamos a exponer algún pensamiento ficticio que podemos crear en algún momento de nuestra vida y como convertirlo en un pensamiento racional y que, por ende, no nos genere un malestar ni una falsa creencia.
Vamos a ponernos en la piel de una persona que presenta dificultades para relacionarse con gente, es muy tímido/a y casi nunca consigue interactuar con otras personas. Le proponen ir a cenar con un grupo de amigos, del cual él solo conoce a uno de ellos. El decide acudir a la cena, pero de inmediato, antes de salir de casa genera pensamientos del tipo: “van a pensar que soy muy raro”, “no voy a poder hablar” “pensaran que soy un antipático” “no sabré tener iniciativa y quedaré en un segundo plano” “seguro que va a ir mal y que no les voy a caer bien”.
Analicemos uno de los pensamientos generados, “van a pensar que soy muy raro” ¿Realmente puede conocer el pensamiento de los demás? ¿Incluso aun no estando en la cena?. Este pensamiento ficticio provoca aún más inseguridad en la persona que es tímida, pues se está anticipando y está creando un pensamiento que no tiene demasiada racionalidad.
¿Cómo podría generar un pensamiento racional? Una vez la persona tímida descubre que no es un “lee mentes” y, que por lo tanto no puede saber lo que van a pensar de él, debe hacer el ejercicio de pensar que le diría a un amigo suyo si este le expusiera el miedo o la inseguridad que le provoca ir a tal evento. Una vez creado el consejo, hay que intentar aplicarlo de forma personal. Cuando pensamos en una persona externa nos es mucho más fácil aconsejar y generar pensamientos más realistas y menos catastróficos. En este caso podría ser “soy consciente que me cuesta interaccionar con la gente, pero voy a intentarlo y sinó me sale extraordinariamente bien no será ningún drama”.
¡Así somos, que fácil es ayudar a un amigo y minimizar los miedos y que difícil es ayudarnos a nosotros mismos y confiar en nuestras habilidades!
Si queréis saber más sobre pensamientos y, sobre todo, como combatir aquellos repetitivos y conocer las diferentes distorsiones cognitivas que generamos, podéis apuntaros a la próxima formación gratuita en modalidad on-line el viernes 21 de mayo a las 19h, podéis inscribiros enviándonos un correo electrónico a info@somnipsicologia.
L’Equip de Somni Psicologia