A menudo, os hablamos sobre la importancia del juego para el desarrollo infantil, dado que les ofrece a los niños y niñas la oportunidad para poder poner en práctica las habilidades cognitivas, motoras, sociales o emocionales, que van aprendiendo.
Pero ¿cuál es el papel de la familia en esta actividad?
Continuamente, llegan a nosotras padres, madres u otros referentes de niños y niñas que no encuentran su espacio en el juego de sus peques y que se sienten realmente mal por ello.
Para poder encontrarlo, siempre ofrecemos la misma premisa: Observar el juego.
Si queremos formar parte de este momento de nuestro niño o niña, necesitamos comprender qué es lo que le está ofreciendo esta actividad: ¿Qué tipo de juego es?, ¿qué le gusta de él?, ¿qué busca qué ocurra?, ¿qué está aprendiendo?
La observación nos permite el acceso al juego; entrar a su mundo y crear situaciones que vayan generando esos estímulos que buscan y esos aprendizajes que están practicando, al mismo tiempo que disfrutamos juntos.
Porque no, el papel de la familia en el juego no es entretener al menor. Es encontrar un espacio de disfrute compartido, adaptándonos al desarrollo evolutivo del niño o la niña.
Si conseguimos llegar a este punto, entrando a su juego y disfrutando conjuntamente, paralelamente, estaremos trabajando todos estos objetivos familiares:
- Fortalecer el apego
- Transmitir nuestros valores
- Ofrecer oportunidades de aprendizaje (cognitivo, social y emocional)
- Mejorar la empatía mutua
- Entrenar las habilidades sociales y de resolución de conflictos en familia
- Promover el bienestar familiar
¡Así de fácil! ¿O no?
Hay personas a las que no les resulta para nada gratificante este momento. No pueden disfrutar del juego con los niños y niñas por mucho que quieran. En tal caso, es importante buscar los pequeños puntos que nos ayudarían a pasarlo mejor: reducir los conflictos durante el juego, cambiar la historia, añadir movimientos nuevos, elegir otros juegos, hacer trampas… ¡Todo vale!
Que los juegos sean algo infantil no quiere decir que en el momento de juego familiar no podamos introducir algunos cambios. Sólo debemos buscar adaptaciones que los y las menores puedan tolerar sin olvidar que debemos disfrutar todxs. ¡No podemos pasar al otro extremo de disfrutar sólo nosotrxs!
¿Cómo podemos hacerlo?
- Ofreciendo alternativas (no imponiéndolas)
- Reforzando siempre y explicando lo que sí que nos gusta de su juego
- Expresando lo que no nos gusta de forma asertiva
- Validando sus emociones si expresa molestia por nuestros cambios
- Negociando asertivamente
- Dando ejemplo al flexibilizar para adaptarnos a sus decisiones
- Reforzando mucho los pequeños cambios de opinión
- Demostrando en todo momento que disfrutamos del juego y de esta toma de decisiones compartida
- Dejando que el niño o la niña tenga espacios de juego totalmente libre
Esperamos que os haya resultado interesante el artículo y que haya ayudado a gestionar la situación en casa. Pero recordad, si sentís que una situación así se os va de las manos, no dudéis en acudir a un/a profesional.
¡Hasta la semana que viene!
El Equipo de Somni Psicologia