Mecanismos de mujeres con TEA

Normalmente, cuando hablamos del Trastorno del Espectro del Autismo, tendemos a pensar en una persona que lo expresa en el perfil normalmente masculino.  

Personas con poco contacto visual, que viven las interacciones sociales como un gran reto puesto que no saben qué hacer o decir; y que tienen tendencia a mostrar unos intereses muy intensos hacia temas poco comunes, como los trenes, los pingüinos o los dinosaurios.  

Como ya hemos hablado otras veces, las niñas y mujeres con TEA (o también conocidas como personas neurodivergentes), se expresan de manera diferente. A menudo, pasan desapercibidas por el simple hecho de no cumplir criterios habituales.  

  

Cuando conocemos a una mujer neurodivergente, el contacto social queda preservado. Saben a menudo cómo actuar en muchos contextos y cuál es la respuesta socialmente aceptada. Pero, ¿normalmente saben por qué?  

 

Hablando en generalidades, muchas niñas, adolescentes y mujeres con TEA emplean dos técnicas: la imitación y el camuflaje.  

Por un lado, observan como actúan las otras personas, y absorben el discurso, la gestualidad, el tono de voz, y a veces incluso el carácter de alguien socialmente aceptado. Este mecanismo acostumbra a ser exitoso para no llamar la atención y para integrarse en el grupo, pero puede suponer una consecuencia a nivel emocional de sentir vacío, y puede desencadenar un estado de ánimo depresivo.  

  

Por otro lado, hay veces que algunas niñas o mujeres neurodivergentes expresan llevar una máscara: camuflan sus retos y complejidades para ser aceptadas. De nuevo, es todo un éxito para el objetivo que se marcan, pero esto acaba creando un efecto “Dr. Jekyll” y “*Mr Hide”: en entornos sociales (calle, escuela, trabajo) actúan de una manera, y a entornos seguros (casa), de otra. Cuando empleamos el camuflaje a largo plazo, nos puede resultar una fuente de ansiedad y de estrés muy alta, la cual acaba llevándonos al agotamiento emocional.  

  

Es totalmente comprensible que usen estos mecanismos, puesto que el miedo a no ser aceptados y aceptadas es una emoción que compartimos todos los seres humanos. Pero sería bueno plantearnos hasta qué punto están pagándolo a nivel anímico.  

  

Cuando hablamos con mujeres adolescentes o adultas con TEA, podemos encontrar las consecuencias emocionales de las que hablábamos, junto con una alta autoexigencia para no desfallecer.  

Además, en estos casos, hay un último efecto: la dificultad de conocer la propia identidad.  

Son personas que pueden llevar muchos años funcionando de una manera aprendida, e incluso forzada, para encajar en una sociedad neurotípica que poco sabe de las divergencias. Y, a pesar de como sociedad nos queda mucho de recorrido para ser realmente abierta e inclusiva, es importante que puedan encontrar un espacio seguro donde poderse desarrollar y conocer, sin juicios ni rechazo. Así, cuando llega el diagnóstico, a menudo se plantean hasta qué punto han realizado algunas conductas por voluntad propia o “porque es lo que toca”. Por eso, hay algunas mujeres adultas neurodivergentes que acaban viviendo el diagnóstico como una liberación: por fin entienden que no hay nada malo en ellas, sino simplemente que procesan y viven la vida de una manera diferente a la neurotípica.  

  

Por este motivo, siendo de aquí poco el Día Mundial del Autismo, queremos reivindicar la importancia de conocer las características de cada persona, única e irrepetible, y que procurar justamente seguir la siguiente directriz: cuando viajamos a un lugar muy diferente, nos adaptamos a sus costumbres, pero no dejamos de ser nosotros mismas/os. Y añadimos: ¡es que eres genial tal como eres!  

  

¡Esperamos que os haya resultado interesante! ¡Hasta el próximo miércoles!  

  

  

El Equipo de Somni Psicologia 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *