¿Cómo sé si tengo o he tenido ansiedad en alguna ocasión?  

Si alguna vez has practicado algún deporte, sabes que comporta cambios físicos: aceleración del pulso, dificultad para respirar, temblores, el cuerpo sube su temperatura, el color de la piel de la cara cambia, notas cansancio y sudas, entre otros cambios. La ansiedad comparte esta sintomatología, pero ésta la percibimos amenazante, ya que no es algo típico sentirla sin haber realizado una actividad física previamente. 

Las personas que padecen ansiedad social asocian una situación a una amenaza. Con lo que algunas situaciones conllevan a esa persona a sentirse amenazada y, en consecuencia, insegura, angustiada, nerviosa o incluso bloqueada. Hay que reconocer que algunas situaciones sociales pueden hacernos sentir inseguros e inseguras: alguna situación compleja y nueva para nosotros/as, que comporte presión social o juicios que puede hacer la gente o ser el protagonista de la situación. 

¿Por qué aparece ansiedad? 

Los seres humanos somos seres sociales que damos mucha importancia a la aceptación de las demás personas, con lo que poder tener la opción de ser rechazada socialmente puede dar vértigo. Imaginémonos una exposición oral, en el colegio, instituto, trabajo; esta tarea conlleva distintas responsabilidades, tanto defender aquello que difundimos, como lograr/mantener una “reputación social” de no hacer el ridículo delante de la gente. Esta situación puede provocar ansiedad social, temblores, sudoración, aceleramiento del ritmo cardíaco o bloqueo. Cuando notamos esta sintomatología, nuestro cerebro recibe la alerta de que algo amenazante está a punto de suceder.  

¿De dónde vienen estos síntomas?  

De la generación de pensamientos negativos, tales como: “no podré”, “me saldrá mal”, “se reirán de mí”, “no quiero hacerlo”, “no lo tengo preparado” … Siendo irónico, gracias a estos pensamientos la ansiedad se potencia. ¿Qué significa esto? Que, si pudiéramos convertir los pensamientos negativos en mensajes positivos o funcionales, nuestra ansiedad disminuiría. 

¿Qué nos puede ir bien para reducir la ansiedad social? 

  • Identificar síntomas físicos y cognitivos de la ansiedad, como algo funcional y típico. 
  • Identificar que situaciones me provocan ansiedad. 
  • Aprender a transmitir mensajes positivos que reduzcan mi ansiedad. 
  • Estructurar la situación para tener mayor control y que la situación sea menos amenazante.  
  • Meditar previamente a la situación amenazante. 
  • Buscar y escribir posibles imprevistos que pueden aparecer y tener alternativas preparadas. 
  • Practicar todos estos consejos de manera frecuente para cambiar nuestro patrón de pensamiento y que sea un proceso cada vez más automatizado.

Esperamos que os resulte útil, y que la próxima vez que os encontréis ante una situación que os genere ansiedad, seáis capaces de realizar los consejos que os hemos ofrecido. Y si tenéis dificultades, ¡recordad que estamos a vuestra disposición!

El Equipo de Somni Psicologia

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