Los cambios estacionales pueden suponer cambios físicos y emocionales, dado que las personas debemos hacer un proceso de adaptación al cambio de luz y temperatura. Con la primavera, además, puede llegar la famosa astenia primaveral de la que ya hemos hablado anteriormente en este blog. 

Pero ¿ocurre lo mismo con los niños y las niñas?  

¡Por supuesto! La llegada del calor y el aumento de luz del día también les afecta.  

Por un lado, el aumento de las horas de luz y la llegada del calor tiende a suponer un aumento en las actividades al aire libre para niños, niñas y adolescentes. Y esto supone, directamente, un montón de efectos positivos en su estado de ánimo, dado que promueven una mayor socialización, experimentación, creatividad y aprendizajes de todo tipo, generando muchas emociones agradables. 

Aun así, por otro lado, pueden sentir mayor irritabilidad, cansancio o falta de energía, como la descrita en la astenia primaveral para las personas adultas. Y esto puede traducirse directamente con episodios emocionales y/o una caída del rendimiento escolar. 

¿Cómo el calor o el aumento de luz solar pueden producir estas consecuencias? 

Estos cambios ambientales pueden influirnos a nivel neuronal, generando pequeñas modificaciones fisiológicas y funcionales en nuestro cerebro que pueden suponer cambios a en los siguientes procesos mentales: 

  • Regulación del estado de ánimo 
  • Regulación del rendimiento cognitivo y las funciones ejecutivas 
  • Ritmo circadiano de sueño-vigilia 

Entre muchos otros, dado que pueden afectar a la regulación de gran parte de la actividad cerebral. 

Para ayudar a tus peques a gestionar estos cambios y promover su bienestar emocional, te sugerimos algunas propuestas: 

  • Mantener siempre una rutina estable, estructurada y saludable. 
  • Estimular el juego al aire libre siempre que sea posible, anticipando la posibilidad de lluvia y buscando alternativas para estos casos. 
  • Promover el deporte y el ejercicio físico a través del juego, para ayudarles, no sólo a su desarrollo físico y psicomotor, sino para también favorecer su regulación emocional. 
  • Validar emocionalmente las emociones desagradables y acompañarlas, explicando cómo estos cambios pueden afectarnos si vemos un patrón claro. 
  • Mantener un espacio de comunicación familiar estructurado para poder conocer su estado emocional y sus vivencias de lo ocurrido en su día a día.  

Esperamos que os haya parecido interesante el artículo y que pueda ser útil para poder comprender y ayudar a muchos niños, niñas, adolescentes y personas adultas que puedan sentirse distintos estos días de primavera. 

¡Hasta la semana que viene! 

El Equipo de Somni Psicologia 

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