¿Qué familia no tiene conflictos, puntos de vista diferentes o simplemente un estilo de comunicación pasivo o agresivo en algunas situaciones? 
 
Hoy queremos explicaros que, justamente con nuestro círculo de más confianza, es con quien nos tomamos la libertad de expresarnos sin filtro social, lo cual a veces se nos escapa de las manos. En ocasiones no procesamos nuestro estilo de comunicación con aquellxs que más queremos. Parece que, como sabemos que nunca les perderemos y siempre estarán a nuestro lado, no nos contenemos a la hora de verbalizar cualquier cosa. En contraposición, sabemos que una vez hemos actuado mal, el dolor y la sensación de culpa también son intensos.  
 
Hablemos pues de lxs adolescentes y, no tan adolescentes. Cada vez más, lxs hijxs tardan más en independizarse, tal y como está la economia, el trabajo, los alquieres…, es comprensible. Así pues, lxs hijxs quieren ser independientes, aunque sigan estando en casa de sus padres. Parece fácil, pero resulta difícil, puesto que si vives en casa de tus padres sabes que ellos son la autoridad y que tu debes seguir sus normas y no oponerte a tus límites, pero tu madurez, tu personalidad y tu forma de ser puede ser dispar a lo que tus referentes creen, piensan o actúan.  
 
La mayoría de veces los padres y madres solo quieren facilitarnos las cosas, enseñarnos, darnos lecciones de vida, dado que ellxs han pasado por situaciones parecidas a las nuestras y hablan desde la experiencia. Lxs adolescentes pueden vivirlo de manera muy agresiva porque parece que la sabiduría de lxs padres sea la única verdad absoluta, cuando ellxs no se sienten descritos por los argumentos de lxs referentes.  
La vida, la sociedad, la manera de pensar, de hacer, cambia y varia con el tiempo; y es importante, tanto para madres y padres como para hijxs escuchar las versiones de cada uno, sin anular la del otro. Hay que tener en cuenta que la adolescencia no es una buena época, mejor dicho, es una buena época, pero nada estable y tranquila. Y a la vez, también hay que validar que a veces la parentalidad en la adolescencia puede cargar a tus hijxs. Muchas preguntas, muchas normas, muchos puntos de vista, muchas preocupaciones, mucho control: “¿Cómo ha ido el día?”, “¿Con quién has estado?”, “¿Cuándo vuelves?”, “¿Qué has hecho en el instituto?”, “¿No tienes deberes?”, “A las 21h en casa”, “me da igual las notas de tus compañeros”, “estás creando un drama de la nada”, “si tu supieras por lo que pasé yo…”. Muy agobiante, ¿verdad? 

Y la reacción habitual de lxs adolescentes a los padres y a las madres: “Dejáme en paz”, “no me preguntes”, “soy el único que no puede ir a la fiesta”, “los padres de Maria son mucho mejores”, “estoy harta de vivir con vosotros”, “dejad de controlarme”, “vaya mierda de familia”, “no me hagas tantas preguntas”, “voy a venir a la hora que quiera”, “tú no puedes mandar sobre mí, soy mayor de edad”, “si soy así es por lo que tú me has enseñado…”. Comprendemos que, escuchar esto, también debe ser complicado.  
 

Con esta entrada queremos que sepáis tanto padres y madres, como hijxs, que no es fácil ninguna de las dos partes. Que lo mejor es negociar, decir qué cosas, nos molestan sin alterarnos, y sin ser repetitivos, consensuar y tener un ambiente lo más tranquilo posible.  

¡Esperamos que te haya parecido interesante! 

Te contamos más cosas el miércoles que viene. 

 

El Equipo de Somni Psicologia 

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