¿Conoces algún niño o alguna niña que presenta los mismos miedos que alguno de sus progenitores? 

A menudo, nos llegan casos de menores con miedos muy intensos y muy limitantes. Muchos de ellos, son los miedos típicos del período de desarrollo en el que se encuentran y, trabajándolos en las sesiones y en casa, observamos una evolución positiva relativamente rápida. 

Sin embargo, en ocasiones, aparecen niños y niñas con miedos menos comunes para su edad y, cuando exploramos, nos comentan que otros miembros de la familia también presentan ese mismo miedo. 

¿Creéis que un miedo o una fobia se puede heredar? 

Muchos estudios han explorado al respecto y siguen haciéndolo, pero, de momento, parece que no hay ninguno que haya podido demostrar que las fobias se hereden. 

A pesar de ello, sí que hay muchos factores de crianza que sí que han demostrado que pueden influir en el desarrollo de los miedos, e incluso, podrían explicar este factor de transmisión generacional de miedos y fobias. 

Hoy hablaremos principalmente de dos factores: La imitación como mecanismo de aprendizaje y el refuerzo de la evitación. 

En primer lugar, la imitación representa uno de los principales medios de aprendizaje para nuestros y nuestras peques. Es una herramienta muy potente y muy beneficiosa, pero, ante situaciones en que los progenitores presentan un miedo irracional, los y las menores pueden imitar las conductas de evitación que estos hacen y generalizarlas como conductas propias. 

En segundo lugar, si nosotros/as consideramos que el estímulo temido es realmente peligroso, reforzaremos a nuestros peques cuando los eviten. Esto ocurre de forma natural para favorecer la protección de nuestros niños y niñas. Enseñarles a evitar las situaciones peligrosas, les ayudará a sobrevivir. 

Pero, ¿qué pasa si la situación realmente no es tan peligrosa?  

En ese caso, estaremos creando un nuevo miedo en nuestro niño o nuestra niña que podría ser irracional. 

Entonces, ¿qué podemos hacer para evitar que nuestros miedos afecten a nuestros peques? 

  • Conocer e intentar gestionar nuestros propios miedos. ¿Son adaptativos? Es muy importante identificar qué cosas nos asustan y, decidir, previamente, si queremos enseñarle o no a nuestro niño o niña. 
  • Hacer de ejemplo en el afrontamiento de los miedos, mostrando la prudencia, pero también el afrontamiento de situaciones menos peligrosas. 
  • Educar la prudencia y la detección de los miedos. Así, podrán determinar cuáles son sus propios miedos independientemente de los tuyos. 
  • Validar el miedo sin reforzar la evitación. Podemos buscar alternativas adaptativas sin tener que evitar completamente la situación temida. 
  • Demostrar confianza respecto su forma de afrontar los miedos ¡incluso cuando te de miedo verlo! 


Esperamos que os haya resultado interesante el artículo y, si necesitáis ayuda para gestionar una situación similar, no dudéis en contactarnos. ¡Hasta la semana que viene! 

El Equipo de Somni Psicologia 

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