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Ha llegado un año nuevo, y muchas personas empiezan a plantearse qué objetivos quieren lograr este 2023. Es una práctica muy habitual y, en muchos sentidos, motivadora. Pero, ¿qué pasa si no sé qué quiero lograr?
A menudo, si nos sentimos con una emoción muy intensa (tristeza, ansiedad, apatía, aburrimiento), nos puede costar mucho delimitar unos objetivos o saber hacia dónde queremos movilizarnos, puesto que la emoción nos desborda. Y esto, obviamente, nos puede hacer sentir culpa: “¿por qué soy diferente al resto?”, “¿por qué no sé el que quiero?” “estoy perdido/da”.
Es muy comprensible sentirnos de este modo pero, como te estarás imaginando, no nos ayuda a avanzar, sino que nos bloquea más aún. Así pues, ante todo, será importante gestionar la emoción. Como siempre os decimos, primero tendremos que identificar qué siento, y aceptarlo (darle un espacio, validarme, …); después encontrar una manera de expresar o gestionar la emoción (hablándolo, escribiéndolo, haciendo deporte, …); y finalmente desconectar haciendo algo agradable que nos ayude a volver a estar con calma.
Una vez la emoción la tenemos más gestionada y no nos invade tanto, es un buen momento para plantearnos qué es el que necesitamos. ¿Mejor organización? ¿Potenciar el deporte? ¿Un cambio a nivel laboral? ¿Dejar una relación de pareja?
Para poderlo ver claro, es importante que:
- Buscar un espacio tranquilo, sin distracciones ni presiones, y soltarnos
- Identificar qué sentimos. Si nos cuesta, nos podemos centrar en las sensaciones corporales y/o los pensamientos intrusivos, y a partir de aquí concluir la emoción.
- Plantearnos idealmente qué necesitaríamos para sentirnos mejor (más estables o con más calma)
- Bajar este objetivo ideal a un realista según nuestras posibilidades. Por ejemplo: idealmente me iría genial hacer deporte cada día una hora, pero no me es posible con todas mis obligaciones y/o por mi estado físico actual, por lo tanto puedo plantearme realistamente hacer 20 minutos, tres veces por semana.
- Planificar pasos para llegar a mi objetivo realista, es decir, no puedo esperar hacer 3 veces por semana partiendo de 0, por lo tanto, planificar inicialmente un tiempo haciendo un día en la semana, y programar en qué momento iré aumentando
- Pensar de qué manera puedo recompensarme por mi esfuerzo; pequeños premios, privilegios nuevos, palabras de ánimo, …
Y, sobre todo y más importante, mostrar compasión hacia nosotros mismos/as. Aceptar nuestras limitaciones y/o nuestro momento emocional, y ofrecernos espacios de cuidado para sentirnos mejor. ¡Avanzaremos más rápido si no nos machacamos!
¡Esperamos que te haya resultado útil este artículo! ¡Hasta el próximo miércoles!
El Equipo de Somni Psicologia
Autocuidado, Autoestima, Emociones, Gestión Emocional, Infantil, NUESTRO BLOG, Parentalidad, Salud Mental, Terapia
Se acaba el año y con él dejamos atrás 365 días llenos de momentos y experiencias vividas.
Fin de año suele ser siempre un momento nostálgico, de recordar el camino hecho, de repasar todo aquello vivido, de valorar y poner en una balanza las decisiones que hemos tomado y donde nos han llevado.
Pero también es un momento de oportunidad; de oportunidad de extraer aprendizajes de aquellas cosas que quizás no han ido tan bien, o de valorar nuestras capacidades sobre cómo hemos hecho frente a situaciones o problemas que han aparecido.
Y es que muchas veces, todo lo que vamos viviendo a lo largo del año, pasa desapercibido bajo el ritmo frenético de nuestro día a día, sin tener un momento para parar y darnos cuenta de lo que está pasando.
Aunque nos parezca que no, muchas veces los niños y niñas también viven dentro de este ritmo acelerado que llevamos los adultos: escuela, extraescolares, actividades el fin de semana…
Es por eso que hoy hemos decidido traeros una dinámica para despedir el año de una manera consciente y conectada con nuestras emociones. Y, a pesar de que esta dinámica en este caso la encaramos hacia los niños y niñas, os invitamos también a realizarla con ellos y ellas.
El ejercicio que os queremos proponer hoy se trata de ayudar y acompañar a los niños y niñas, a escribir una carta de despedida del 2021, dirigiendo la carta al mismo año que dejamos atrás, como si fuera una persona.
¿Y qué escribiremos en esta carta? Pues repasaremos juntos/as todo lo que hemos vivido a lo largo de este año. Momentos o anécdotas graciosas, recuerdos o experiencias que hemos creado y que nos han quedado en la memoria, gente que hemos conocido, conflictos o problemas que han aparecido… ¡todo el que podamos recordar o se nos ocurra!
Mientras escribimos la carta con ellos/as, es importante nuestro acompañamiento, sobre todo a escala emocional. A través de comentarios o preguntas, podemos ir preguntando y extrayendo como se sintió el niño o niña en aquel momento, o si hubo algún conflicto o problema, qué se hizo para solucionarlo… Por ejemplo: «Ostras, ¡aquel día te enfadaste mucho porque se te rompió el juguete! Pero al final como que nos calmamos, encontramos una solución y lo pudimos arreglar«, o bien: “¡Qué divertido fue tu cumpleaños! Vinieron muchos niños y niñas e hicimos muchas cosas, ¿recuerdas cómo te sentiste?«.
Mediante nuestras preguntas y comentarios, podemos ir introduciendo toda esta parte emocional en la dinámica, para hacerla mucho más enriquecedora para ellas y ellos, y extraer sentimientos, momentos y aprendizajes que quizás habían quedado olvidados.
Esperamos que os haya