Carta al 2021
Se acaba el año y con él dejamos atrás 365 días llenos de momentos y experiencias vividas.
Fin de año suele ser siempre un momento nostálgico, de recordar el camino hecho, de repasar todo aquello vivido, de valorar y poner en una balanza las decisiones que hemos tomado y donde nos han llevado.
Pero también es un momento de oportunidad; de oportunidad de extraer aprendizajes de aquellas cosas que quizás no han ido tan bien, o de valorar nuestras capacidades sobre cómo hemos hecho frente a situaciones o problemas que han aparecido.
Y es que muchas veces, todo lo que vamos viviendo a lo largo del año, pasa desapercibido bajo el ritmo frenético de nuestro día a día, sin tener un momento para parar y darnos cuenta de lo que está pasando.
Aunque nos parezca que no, muchas veces los niños y niñas también viven dentro de este ritmo acelerado que llevamos los adultos: escuela, extraescolares, actividades el fin de semana…
Es por eso que hoy hemos decidido traeros una dinámica para despedir el año de una manera consciente y conectada con nuestras emociones. Y, a pesar de que esta dinámica en este caso la encaramos hacia los niños y niñas, os invitamos también a realizarla con ellos y ellas.
El ejercicio que os queremos proponer hoy se trata de ayudar y acompañar a los niños y niñas, a escribir una carta de despedida del 2021, dirigiendo la carta al mismo año que dejamos atrás, como si fuera una persona.
¿Y qué escribiremos en esta carta? Pues repasaremos juntos/as todo lo que hemos vivido a lo largo de este año. Momentos o anécdotas graciosas, recuerdos o experiencias que hemos creado y que nos han quedado en la memoria, gente que hemos conocido, conflictos o problemas que han aparecido… ¡todo el que podamos recordar o se nos ocurra!
Mientras escribimos la carta con ellos/as, es importante nuestro acompañamiento, sobre todo a escala emocional. A través de comentarios o preguntas, podemos ir preguntando y extrayendo como se sintió el niño o niña en aquel momento, o si hubo algún conflicto o problema, qué se hizo para solucionarlo… Por ejemplo: «Ostras, ¡aquel día te enfadaste mucho porque se te rompió el juguete! Pero al final como que nos calmamos, encontramos una solución y lo pudimos arreglar«, o bien: “¡Qué divertido fue tu cumpleaños! Vinieron muchos niños y niñas e hicimos muchas cosas, ¿recuerdas cómo te sentiste?«.
Mediante nuestras preguntas y comentarios, podemos ir introduciendo toda esta parte emocional en la dinámica, para hacerla mucho más enriquecedora para ellas y ellos, y extraer sentimientos, momentos y aprendizajes que quizás habían quedado olvidados.
Esperamos que os haya