NUESTRO BLOG
A veces no somos conscientes de cómo nuestras palabras pueden incidir en el resto de la gente y a veces somos sinceros/ as de una manera que puede afectar a las personas. Cada uno recibe la información a través de sus interpretaciones y de su gestión emocional, y cada uno le da una importancia diferente. Por eso es necesario que sepamos que no todo el mundo comparte la misma manera sentir y de expresar las emociones; para ser empático/a a veces es necesario abrir nuestro punto de vista y ampliarlo, sabiendo que no todo el mundo gestiona las palabras como uno/a mismo/a lo hace. Es por ello que resulta tan importante; para poder ayudar a los y las nuestras y también para cuidar a gente que no conocemos demasiado, procurando utilizar el filtro social para aconsejar, apoyar o decir las cosas.
Ser empático/a quiere decir saberse poner en la piel de los demás e intentar saber cómo actuar ante situaciones que a veces son complejas. Ser empático/a quiere decir tener en cuenta los sentimientos de los demás y aceptarlos sin juzgarlos. También es necesario ser empático con uno mismo/a. A veces somos muy empáticos/as con el resto y nos olvidamos de nosotros mismos/as. Os ponemos un ejemplo: estás pasando por una situación difícil, es navidad y todo el mundo está contento, así que decides que explicar tu mala noticia puede restar felicidad a otra persona y tú, como eres “muy valiente”, decides sostenerlo todo tú y gestionarlo sin pedir apoyo a los tuyos o tuyas. Haciendo esto te responsabilizas emocionalmente y el no compartir o no desahogarte o pedir ayuda está indicando que no estás siendo empático/a contigo mismo/a.
Cómo podemos ser empáticos/as:
- Escuchar activamente.
- Intuir qué busca con la interacción social la persona que nos pide ayuda o que se desahoga.
- Ponernos en su piel pensando cómo es él/la y cómo se está sintiendo.
- Validar la emoción que está teniendo sin juzgarla.
- Dar consejos, desde tu punto de vista sin obligar ni presionar a la persona.
- Ofrecer ayuda de una manera abierta para darle espacio a la persona a actuar o a pedir la ayuda si lo quiere hacer.
Es esencial saber que a veces, por la situación que tenemos, ser empáticos/as cuesta más o menos. Así pues, como hemos comentado en otras entradas de blog, es importante comunicar cómo nos sentimos para que la otra persona pueda entendernos y no lo viva como si no tuviéramos intencionalidad de ayudarla o de ofrecerle ayuda. En conclusión, ser empático es una necesidad para tener relaciones sanas y cuidadas, pero debemos recordar que la gestión emocional para cada persona es diferente y debemos tenerla en cuenta. Finalmente, recuerda: mostrar empatía hacia un/a mismo/a, ¡también es una necesidad!
¡Esperamos que te haya resultado interesante! ¡Hasta el miércoles que viene!
El Equipo de Somni Psicologia
Autocuidado, Autoestima, Emociones, Gestión Emocional, NUESTRO BLOG
En muchas ocasiones, la gente piensa que, si ignora una emoción, la bloquea o la aparta, ésta desaparece. Se esfuma, se disuelve y se va. ¿Es así?
Para empezar, comprendamos que las emociones son reacciones automáticas, es decir, a partir de un estímulo del entorno, nuestro cerebro motiva una serie de reacciones químicas y hormonales. Estas reacciones provocan una activación de diferentes partes del cuerpo, como puede ser un aumento del flujo sanguíneo hacia los músculos; segregar lágrimas; agudizar el oído…
Todas estas reacciones son totalmente involuntarias, lo que implica que las reacciones sucederán, les hagamos caso o no.
Entonces, ¿para qué vamos a hacer caso a algo que nos puede resultar desagradable? No nos engañemos: la ira, el miedo o la tristeza no resultan de nuestro agrado. Pero obviamente, tienen una función básica, normalmente relacionada con nuestra supervivencia. Y el hecho de ignorar nuestras emociones, efectivamente, no las hará desaparecer.
Lo que sucederá inicialmente es que nos afectará a nuestra calidad de vida. Puede que aparezca el insomnio, la falta de hambre o la sobreingesta de comida; ir mucho al baño o tener estreñimiento, dolores de contracturas musculares en distintos sitios del cuerpo, … Es decir, nuestra vida se verá afectada por consecuencias de la activación física que, al ignorarla, no ha encontrado ninguna salida.
¿Y si seguimos sin hacer caso? Digamos que el juego sube de nivel. Entonces, empezaremos a tener dolencias físicas, con lesión física real, pero con origen emocional. Un ejemplo son las personas que desarrollan úlceras por el estrés. Como se pasan mucho tiempo en modo alerta, el cual descuida el aparato digestivo para focalizarse en los músculos y así fomentar la supervivencia y una huída, el estómago deja de hacer la barrera protectora y los propios ácidos agujerean la pared del mismo. Otro ejemplo son las personas que desarrollan vértigos por el hecho de tener unas contracturas en las cervicales tan intensas que acaban clavándose y/o pinzando nervios.
Cabe comentar también que, en algunos casos, hay personas que desarrollan lo que se llama Trastornos Conversivos. Estos son parálisis musculares, dolencias varias o incluso ceguera que no tienen ninguna base física. Es decir, si se analiza el ojo y nervios de una persona con una ceguera conversiva, están perfectos. No debería haber ningún problema. Pero la persona no ve.
Así que, como puedes ver, ¡gestionar tus emociones sólo te aportará salud y calidad de vida! Y si notas que te cuesta, ten presente que podemos acompañarte a nivel terapéutico, ¡y que este julio se hará una formación en la que ofreceremos recursos de gestión emocional!
¡Esperamos que te haya resultado súper interesante! ¡Hasta la semana que viene!
El Equipo de Somni Psicologia
Autocuidado, Autoestima, Emociones, Gestión Emocional, Infantil, Inteligencia, NUESTRO BLOG, Parentalidad, Salud Mental, Terapia
El mundo emocional de los niños y niñas puede ser un auténtico misterio tanto para ellos/as, que no saben entender lo que les está pasando, como para los y las adultas, que no somos capaces de descifrarlo.
Y es que muchas veces los y las peques no saben identificar lo que están sintiendo, o bien no conocen las palabras que hacen referencia a las emociones que sienten. Incluso a veces, sí conocen esas emociones de manera básica, pero no teniendo en cuenta los diferentes matices o emociones más complejas como la vergüenza, la frustración, la soledad… y eso hace que no acaben de saber poner palabras a aquello que les pasa.
Ahí donde las palabras a veces no llegan, es imprescindible disponer de otras herramientas que nos ayuden a trabajar la inteligencia emocional con los niños y niñas, y poner conceptos concretos a todo aquello que les está pasando.
Los cuentos son uno de los recursos más valiosos que tenemos y que nos brinda muchísimas oportunidades para trabajar diferentes aspectos con los niños y niñas, no sólo a nivel cognitivo, sino también a nivel social y de inteligencia emocional.
Cuando nos referimos a inteligencia emocional muchas veces creemos que solo hablamos de emociones, pero nada más lejos de la realidad. La inteligencia emocional busca tener un óptimo pensamiento y desarrollo emocional.
¿Y qué es eso? No poner tanto el enfoque en las emociones que nos hacen sentir ciertos estímulos o situaciones, sino más en cómo nosotros/as reaccionamos a estos estímulos o a estas situaciones y qué herramientas tenemos para responder de manera óptima a aquello que nos está pasando.
Entonces, ¿qué papel y qué beneficios tienen los cuentos en el desarrollo de la inteligencia emocional de los niños y niñas?
- Es un recurso atractivo, eso nos permite hacer llegar un mensaje o un aprendizaje a través de algo que les gusta y les atrae.
- Nos permite trabajar otras habilidades como la memoria, el desarrollo del lenguaje, vocabulario… que también ayudará a la expresión de sus emociones.
- Leyendo cuentos aprenden matices de las emociones, y les permite obtener mayor vocabulario emocional y les permitirá tener más opciones para poner las palabras adecuadas a aquello que les está pasando o están sintiendo.
- Aprender sobre su propia personalidad a través de los personajes: ser capaz de conocerse a sí mismo/a, describir cómo es, cómo se siente, desarrollar su autoestima, etc. En este punto, recalcamos la importancia de los cuentos inclusivos, que permitan a cualquier niño/a sentirse identificado con alguno de los personajes que aparecen.
- Desarrollan su creatividad e imaginación, lo que les va a permitir que cuando se encuentren con situaciones sociales o del día a día ante las que no sepan reaccionar, tener la habilidad de crear e imaginar soluciones a esas situaciones o problemas.
- En los cuentos muchas veces el personaje se encuentra ante un conflicto, o varios personajes tienen conflicto entre ellos que deben resolver. La propia historia nos permite ver cómo surge el conflicto, cómo reaccionan los distintos personajes, qué emociones sienten, poder entenderlos y empatizar con cada uno de ellos, ver que a partir de esas emociones el personaje toma una decisión u otra, etc.
- El cuento como espejo en el que ver reflejadas no sólo sus propias emociones, las situaciones que le pasan y las reacciones que pueda tener; sino también para conectar con las que sienten las y los otros, y empatizar con los sentimientos y emociones de los demás, desarrollando así su propia capacidad empática.
- Abrir una puerta a la comunicación y complicidad de padres, madres e hijos/as. Y es que muchas veces los y las peques no encuentran el espacio en el que hablar sobre cosas que les han pasado o que les han hecho sentir mal, y el momento del cuento puede ser una manera de ayudarles a tener ese espacio, a compartirlo con sus progenitores y a tener una herramienta que les facilite explicar y conversar sobre esas situaciones o emociones.
¡Esperemos que el artículo os haya parecido interesante y que compartáis con nosotras vuestras opiniones e incluso vuestras recomendaciones literarias para leer con los y las peques de la casa!
El Equipo de Somni Psicologia
Emociones, Infantil, Inteligencia, NUESTRO BLOG, Reeducación, Salud Mental, Terapia
Se considera la infancia como el período del desarrollo más importante y significativo para la formación del individuo. Es en esta etapa en la que se establecen las bases para su futuro desarrollo en todas las áreas: emocional, cognitiva, social y emocional.
Esta etapa está marcada especialmente por el crecimiento físico, el desarrollo sensorial y perceptivo, el desarrollo del lenguaje y otras formas de expresión; y las habilidades intelectuales, sociales y emocionales.
Cuando hablamos de la infancia, hablamos de una etapa en la que las estructuras neurofisiológicas y psicológicas se encuentran en pleno proceso de maduración. Es decir, durante esta etapa nuestro sistema nervioso y nuestro cerebro están en pleno proceso de desarrollo y organización, por lo que las experiencias sociales, físicas, cognitivas, sensoriales y emocionales que vivamos durante esta época son críticas y cruciales para la formación de nuestra estructura y funcionamiento cerebral.
Es conocido por todos y todas que los primeros años de vida son los que tenemos una mayor plasticidad cerebral, por lo que la estimulación y la educación adquieren un papel fundamental, debido a la necesidad e importancia de fomentar estas conexiones neuronales que se están creando. A los diez años de edad, el cerebro elimina las conexiones más débiles, por lo que sólo permanecerán aquellas que han sido fortalecidas y estimuladas a través de la experiencia.
Con todo esto, queda clara la importancia de estimular las diferentes áreas de desarrollo a lo largo de la infancia, especialmente durante la primera infancia. En el artículo de hoy, queremos centrarnos especialmente en el desarrollo a nivel emocional y en la importancia que tiene la estimulación de las habilidades emocionales en esta etapa del desarrollo.
Beneficios de la estimulación emocional en la infancia
- Importancia de estimular todas las áreas (social, cognitiva y emocional) debido a la conexión existente entre ellas y su desarrollo.
- Emociones como elemento comunicativo: especialmente durante la primera infancia, las emociones y su expresión le sirven al niño/a como elemento de comunicación y, por lo tanto, su correcto aprendizaje y gestión tendrá para él o ella una función adaptativa al entorno.
- Desarrollar la capacidad de detectar, describir, expresar, gestionar y controlar sus emociones.
- Una mejor identificación y gestión emocional, incrementa la percepción de control sobre lo que le ocurre.
- Desarrollar herramientas de gestión y resolución de conflictos.
- Establecer relaciones interpersonales más satisfactorias y estables.
- Aumentar la motivación, la curiosidad, la percepción y la intuición.
- Fomentar la resiliencia.
- Adquirir seguridad y confianza en sí mismo y en el mundo que le rodea.
- Construir una buena autoestima y crear su identidad.
- Prevenir acciones impulsivas, conductas disruptivas, agresividad o adicciones.
Estos beneficios no se centran sólo en la infancia, y es que, a lo largo de nuestra vida, en las diferentes etapas evolutivas, irán apareciendo nuevas situaciones que irán acompañadas de emociones no experimentadas hasta entonces, o de emociones ya conocidas, pero mucho más complejas. Una adecuada educación y estimulación de la inteligencia emocional durante la infancia, nos permitirá tener unas bases y herramientas sólidas a nivel emocional, para poder gestionarlas de la manera más óptima.
¡Esperamos que os haya resultado muy interesante! ¡Nos vemos el próximo miércoles!
El Equipo de Somni Psicologia