¿Cómo se lo han hecho los y las extravertidas-os durante el confinamiento?

¿Cómo se lo han hecho los y las extravertidas-os durante el confinamiento?


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Es por todas y todos sabido que las personas más extravertidas tienden a querer socializar, hacer planes y actividades con gente, y que justamente esto las ayuda a tener un ritmo de vida más activo.

En muchos estudios se ha demostrado que el rasgo de la extraversión es un factor protector para ciertos trastornos psicológicos como la depresión o la ansiedad. Pero, ¿qué pasa cuando llega una pandemia y las personas extravertidas dejan de socializar?

Según Gubler y otros (2020), el rasgo de la extraversión puede perder su elemento protector hacia la soledad y hacia el bienestar general cuando las oportunidades de contacto social son limitadas. Esto implica que, durante el confinamiento, las personas extravertidas ya no podían contar con la regulación emocional y psicológica de la socialización. De hecho, Gupta y Parimal (2020) muestran en su estudio con estudiantes universitarios, que los que tienen puntuaciones altas en extraversión, neuroticismo y apertura a la experiencia tenían más riesgo a mostrar un peor bienestar psicológico durante el confinamiento.

El equipo de Liua y otros (2021) averiguó que las puntaciones de extraversión y de neuroticismo altas correlacionaban con niveles de estrés más altos durante la pandemia que el resto, y niveles más elevados de estrés en comparación con su vida anterior al confinamiento. Sin embargo, estos investigadores vieron que el estrés en estas personas no venía del miedo a enfermar de COVID-19, de forma que se tendría que buscar una explicación alternativa. Una de las que se proponía era, justamente, el hecho de no poder socializar.

Así pues, parece bastante claro que las personas más extravertidas han tenido que hacer importantes esfuerzos para poder aprender a adaptarse a este estilo de vida que difiere tanto de su vida anterior, para mantener una buena salud mental.

¡Pero no todo son malas noticias! Otros estudios, demuestran que, a pesar de que en un principio los extravertidos vivieron una disminución sustancial de su contacto social, finalmente, tanto introvertidos como extravertidos, encontraron la manera de adaptarse y mantener una buena sensación de conexión social (Folk y otros, 2020).

Así pues, pensamos que es importante que entendamos que cada persona tiene sus necesidades y sus mecanismos de regulación emocional, de forma que procuremos potenciar nuestra empatía y aceptación de las emociones del resto. No implica que estas personas puedan saltarse las restricciones, ¡está claro! Pero sí que quizás necesitarán más ayuda, apoyo y/o paciencia en algunos momentos. ¡Ojalá pronto podamos disfrutar del grado de socialización que queramos sin peligros!

Esperamos que os haya resultado interesante, ¡y que nos comentéis vuestras opiniones, ideas y sugerencias! Si pensáis que le puede interesar a alguien, ¡os animamos a que lo compartas! ¡Hasta el próximo miércoles!

El Equipo de Somni Psicologia


Bibliografía 

  • Folk, D., Okabe-Miyamoto, K., Dunn, E., & Lyubomirsky, S. (2020). Did Social Connection Decline During the First Wave of COVID-19?: The Role of Extraversion. Collabra: Psychology, 6(1), 37. 
  • Gubler, D.A., Makowski, L.M., Troche, S.J., Schlegel, K.. (2020). Loneliness and Well‑Being During the Covid‑19 Pandemic: Associations with Personality and Emotion Regulation. Journal of Happiness Studies,. 
  • Gupta, K., Parimal, B.S. (2020). Relationship between personality dimensions and psychological well-being among university students during pandemic lockdown. Journal of Global Resources, 6, 10-19. 
  • Langvik, E., Karlsen, H.R., Saksvik-Lehouillier, I., Sørengaard, T.A. (2021). Police employees working from home during COVID-19 lockdown: Those with higher score on extraversion miss their colleagues more and are more likely to socialize with colleagues outside work. Personality and individual Differences, 179, 1-6. 
  • Liua, S., Lithopoulosa, A., Zhanga, C-Q., Garcia-Barrerad, M.A., Rhodesa, R.E. (2021). Personality and perceived stress during COVID-19 pandemic: Testing the mediating role of perceived threat and efficacy. Personality and Individual Differences, 168, 1-6. 
Me encuentro mal, ¿tendré COVID-19?

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Estamos viviendo tiempos difíciles. Muchas personas están contrayendo una enfermedad que no acabamos de entender, tenemos muchas libertades limitadas y no vemos a gente que queremos desde hace mucho tiempo. Todo esto se traduce en una incertidumbre constante, que nos provoca un malestar psicológico generalizado y persistente.

En un contexto así, es lógico que tengamos angustia y miedo. Estas emociones no dejan de expresarnos internamente el caos externo que estamos experimentando. A esto, se suma la falta de opciones para desahogarnos y relajarnos, que tantas otras veces hemos empleado: ya sea socializar con nuestras personas próximas, cambiar de aires explorando nuevos lugares o simplemente pasando la tarde en una cafetería.

¿Qué pasa con este miedo? A veces, una emoción tan intensa se traduce con sintomatología física, proceso llamado somatización. Es decir, nuestro cerebro, inundado de hormonas y neurotransmisores, puede querer dar significado a todo esto con síntomas físicos que, a pesar que nosotros y nosotras los notemos como reales, pueden no tener una base fisiológica. O el que es el mismo, notamos que estamos enfermas y enfermos sin estarlo.

A día de hoy, todas y todos conocemos cuáles son los síntomas físicos más habituales en el COVID-19, y en algún momento podemos notar que tenemos fatiga, dolor de cabeza, picor en el cuello o incluso fiebre. Y nos ponemos el termómetro. Y entonces, cuando el termómetro nos dice que todo va bien, se nos pasan todos los males. 

¿Quiere decir que, de repente, somos hipocondríacos/as? ¡Está claro que no! Es una reacción lógica y normal a la ansiedad y la preocupación que podemos sentir estos días.

Y pues… ¿qué hago si noto que tengo estos síntomas? Desde aquí, os recomendamos:

  • Evita mirar las noticias y/o buscar síntomas por Google: a menudo, al querer estar informadas e informados, estamos buscando información de manera constante. En este caso, puede resultar perjudicial puesto que aumentará las emociones anteriormente mencionadas, acentuando las molestias físicas.
  • Haz una actividad que te relaje y te ayude a desconectar: es importante que podamos bajar el nivel de ansiedad. Si cuando nos sentimos más relajadas/os nos notamos bien, claramente era un síntoma generado por el miedo.
  • Escúchate: nadie te conoce mejor que tú mismo/a. Fíjate si los síntomas que notas son parecidos a algo previo, y si son persistentes en el tiempo incluso cuando no piensas en este tema. Evalúa si te notas más tenso/a últimamente y si esto puede estar provocando este malestar, o si por el contrario, las sensaciones son nuevas y prevalentes.
  • Analiza el contexto: racionalizar puede ser también bastante útil en estos casos. Pregúntate: ¿has podido entrar en contacto con alguna persona que esté enferma? ¿Has sido un contacto estrecho? Si es poco probable, entonces seguramente sea un síntoma somatizado.
  • Date tiempo: la ansiedad y la preocupación están tan presentes que no podemos esperar gestionarlas en cuestión de minutos. Date un margen de tiempo para poder calmarte y ver como evolucionas.
  • Pide ayuda en el centro de salud: Finalmente, si notamos que la sintomatología persiste a pesar de haber llevado a cabo alguna de las pautas anteriores, es importante llamar al 061 y/o pedir ayuda en un centro de salud para descartar la existencia de la enfermedad. ¡Sería irresponsable por nuestra parte no seguir el protocolo de actuación! Además, si finalmente sale negativo, muy probablemente dejamos de sentir el malestar físico.

Recordad que, si después de hacer las pruebas, seguimos notándonos nerviosos/as, podemos pedir ayuda a profesionales para obtener las herramientas necesarias de gestión emocional.

Esperamos que os haya resultado muy útil, ¡nos vemos la próxima semana!

El Equipo de Somni Psicologia.

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