Ansiedad, Emociones, Gestión Emocional, NUESTRO BLOG, Salud Mental, Terapia
Pongámonos en situación: tenemos un conflicto. Es un conflicto importante, que nos genera muchas emociones, todas ellas complejas y desagradables. Y, como no sabemos muy bien qué hacer, decidimos parar y pensar en este problema.
Y empezamos a darle vueltas.
Y a mirarlo desde mil ángulos diferentes.
Y no hay manera de encontrar la opción que resulte válida, y que se viva como una “alternativa satisfactoria”. Nada es del todo… ¿perfecto?
En este punto, nos quedamos encalladas y encallados, puesto que no sabemos cómo proceder. Es más, cada vez sentimos más bloqueo en este conflicto.
Tengamos en cuenta pues que, como más pensamos en el problema, más gordo acontece. Magnificamos sus consecuencias, y las emociones que nos generan son cada vez más sofocantes. De este modo, nos resultará muy complicado avanzar, y es posible que se cronifique la situación. Cuando esto pasa, el conflicto se encalla, resultando agotador para nosotros/as, pero también para todas las personas implicadas, e incluso las del alrededor.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
- Frenar y relajarnos: primeramente, es importante poder parar y gestionar las emociones que tenemos. Mientras estas sigan presentes, nada nos parecerá adecuado
- Definir el problema de manera clara: frenar las cábalas del que “habría podido ser” o de “cómo habría podido ir” y centrarnos en el que ha sido, de manera objetiva y real. Delimitar el problema con claridad y por puntos.
- Pensar alternativas objetivas: A pesar de que podemos pensar en maneras de resolver el problema más creativas, realmente no nos llevarán demasiado allá. Quizás nos sale más a cuenta dedicar nuestra energía y atención a pensar en opciones concretas que puedan ser viables, y dividirlas por pequeños pasos. Así, podremos conseguir resolverlo más fácilmente.
Esperamos que estos consejos os ayuden a no dar tantísimas vueltas a los problemas, y encontrar soluciones que, a pesar de no ser perfectas, nos acerquen a la resolución día a día.
¡Hasta la semana próxima!
El Equipo de Somni Psicologia
NUESTRO BLOG, Salut Mental, Terapia, Trastorno Mental
Los pensamientos son procesos mentales, la mayoría de ellos voluntarios y controlables, lo que algunos pueden volverse involuntarios, abstractos y difíciles de controlar. Los pensamientos se generan a través de ideas, recuerdos, valores, culturas, intuiciones u opiniones que están en constante cambio.
Los pensamientos, no siempre denotan y proyectan realidades pues, algunos de ellos pueden ser ficticios, recurrentes, ansiosos, repetitivos y ser fruto de nuestra imaginación, intuición o falsa creencia.
El problema es que tienen un poder y un peso en nuestro día a día muy alto con lo que, al final modifica nuestros comportamientos y se mezclan con nuestras emociones, dándoles intensidad y hasta pueden conseguir desregularnos y hacernos sentir vulnerables e incapaces de realizar según que tarea de nuestro día a día.
Al igual que hemos expuesto las consecuencias que pueden aportarnos los pensamientos negativos hay que tener en cuenta el poder que tienen viceversa. Podemos conseguir actitudes, comportamientos y emociones agradables y que nos hagan sentir fuertes y seguros/as de nosotros/as mismos/as; ya que, como hemos comentado, hay que recordar que los pensamientos los creamos nosotros y podemos conseguir el control completo sobre ellos.
Vamos a exponer algún pensamiento ficticio que podemos crear en algún momento de nuestra vida y como convertirlo en un pensamiento racional y que, por ende, no nos genere un malestar ni una falsa creencia.
Vamos a ponernos en la piel de una persona que presenta dificultades para relacionarse con gente, es muy tímido/a y casi nunca consigue interactuar con otras personas. Le proponen ir a cenar con un grupo de amigos, del cual él solo conoce a uno de ellos. El decide acudir a la cena, pero de inmediato, antes de salir de casa genera pensamientos del tipo: “van a pensar que soy muy raro”, “no voy a poder hablar” “pensaran que soy un antipático” “no sabré tener iniciativa y quedaré en un segundo plano” “seguro que va a ir mal y que no les voy a caer bien”.
Analicemos uno de los pensamientos generados, “van a pensar que soy muy raro” ¿Realmente puede conocer el pensamiento de los demás? ¿Incluso aun no estando en la cena?. Este pensamiento ficticio provoca aún más inseguridad en la persona que es tímida, pues se está anticipando y está creando un pensamiento que no tiene demasiada racionalidad.
¿Cómo podría generar un pensamiento racional? Una vez la persona tímida descubre que no es un “lee mentes” y, que por lo tanto no puede saber lo que van a pensar de él, debe hacer el ejercicio de pensar que le diría a un amigo suyo si este le expusiera el miedo o la inseguridad que le provoca ir a tal evento. Una vez creado el consejo, hay que intentar aplicarlo de forma personal. Cuando pensamos en una persona externa nos es mucho más fácil aconsejar y generar pensamientos más realistas y menos catastróficos. En este caso podría ser “soy consciente que me cuesta interaccionar con la gente, pero voy a intentarlo y sinó me sale extraordinariamente bien no será ningún drama”.
¡Así somos, que fácil es ayudar a un amigo y minimizar los miedos y que difícil es ayudarnos a nosotros mismos y confiar en nuestras habilidades!
Si queréis saber más sobre pensamientos y, sobre todo, como combatir aquellos repetitivos y conocer las diferentes distorsiones cognitivas que generamos, podéis apuntaros a la próxima formación gratuita en modalidad on-line el viernes 21 de mayo a las 19h, podéis inscribiros enviándonos un correo electrónico a info@somnipsicologia.
L’Equip de Somni Psicologia