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Click. Desbloqueas el teléfono por enésima vez en los últimos minutos. Entras en una red social y te tiras un rato mirando vídeos que no te interesan especialmente, pero no sabes por qué, “te tienen enganchadx”. Al rato, te aburres y te pones una serie. Miras el capítulo mientras cotilleas historias de instagram de personas que conoces.
¿Te suena? ¿Qué tal sienta hacer esto? Y lo mejor… ¿por qué lo hacemos?
Todas estas actividades aparentemente rutinarias, son formas de segregar dopamina. La dopamina es un neurotransmisor relacionado con el disfrute o el gozo. Así pues, cuando yo miro una serie que me gusta, segrego dopamina. Aunque, lo que describíamos anteriormente no parecía especialmente disfrutón, ¿no? Esto es porque también son mecanismos magníficos para intentar evitar las emociones. Cuando siento algo que no quiero sentirlo, puedo hacer varias cosas: negarlo, afrontarlo o evitarlo.
Cuando hablamos de evitación emocional, normalmente nos planteamos personas que usan el alcohol u otras drogas para no sentir, ¿verdad? Pero también podemos hablar de cualquier otra conducta llevada al extremo: estar todo el día con el móvil en la mano, hacer muchísimo deporte, ir de compras constantemente, trabajar jornadas interminables, jugar a videojuegos o a juegos de azar, no estar solx ni un segundo, no parar por casa en semanas…
Estas conductas son evitaciones (aparentemente sofisticadas, ¿verdad?); formas de mantenernos ocupadxs para no conectar con lo que nos está sucediendo.
Obviamente esto no es positivo para nosotrxs. Por un lado, porque si no sé qué estoy sintiendo, no lo voy a resolver, de forma que se va a perpetuar el problema. Por otro lado, somatizaré; es decir, las emociones encontrarán formas de expresarse a través del cuerpo. Y finalmente, quizá tenga que sustentar consecuencias negativas derivadas de mi conducta de evitación (por ejemplo, problemas económicos por culpa del juego).
Así pues, te recomendamos que intentes revisarte, darte espacios para procesar tus emociones, conectar contigo mismx, ¡y ser consciente de lo que está sucediendo! De esta forma, ¡podrás dar una respuesta a tus necesidades!
¡Esperamos que te haya resultado muy interesante! ¡Hasta la semana que viene!
El equipo de Somni Psicologia
Adolescencia, auto-castigo, Autocuidado, Autoestima, Emociones, Empatía, Expectativas, Gestión Emocional, Mecanismo de defensa, NUESTRO BLOG, Salut Mental, Terapia
Llega verano, vestimos con ropa más ligera y el físico de las personas pasan a un primer plano.
Podríamos decir que “lamentablemente sucede esto” (y lo pensamos), pero lo que sí que sabemos es que es una realidad. Nos fijamos más en nuestro cuerpo, su forma, su tono, sus particularidades: que si un granito por aquí, un pelito por allá, una nueva peca, celulitis, estrías y un sin fin de cosas.
Durante la temporada de verano, la gente suele hacer más cosas sociales que en su día a día habitual, y eso impulsa a que puedas compararte con otros cuerpos. A veces para reforzarte, o a veces para castigarte. Hoy en día el físico se tiene muy en cuenta, entre parejas, entre amigos o amigas, entre familiares; y cada vez hay más personas con una autoestima más baja por culpa de las comparaciones irracionales que hacemos. Como hemos oído miles de veces, entrar a compararte con otras personas no ayuda en nada.
Por este motivo, os proponemos que os aceptéis con vuestras particularidades. Si hay algo que está en vuestras manos para sentiros mejor y se puede conseguir mediante una constancia sana, pues adelante, ve a por ello. Pero no te debes valorar por tu físico. Quizá deberías valorarte por tu forma de ser, por tus valores y principios, e incluso por tu carácter y personalidad. Es importante estar sano físicamente y cuidarse y no dejarse de lado, pero no vayamos a extremos y mucho menos que nuestra motivación a cambiar sea por culpa de compararnos con otra gente. Nadie sabe la situación personal de cada persona y no debemos ni tener envidia, ni compararnos asiduamente. No vamos a decir que dejar de compararse sea fácil, pero os animamos a intentar centraros en vosotrxs mismxs y no darle vueltas al cuerpo de otra persona, ya que no nos beneficia en nada.
Aceptate y si hay algún plan en el que te vayas a sentir incómodx este verano por tu físico, piensa, reflexiona y decide. Si decides no ir, estará bien; y si decides ir, también. Pero que conste que, si vas, vas para disfrutar, ¡no para estar incómodx y en bucle!
¡Hasta la semana que viene!
El equipo de Somni Psicologia
Ansiedad, Apego, Autoestima, comunicación, conflictos, Emociones, Empatía, Gestión Emocional, Mecanismo de defensa, Mentiras, NUESTRO BLOG, Relaciones de pareja, Relaciones Sociales, Responsabilidad afectiva
Seguro que alguna vez has sentido celos, ¿verdad? Ya sea en pareja o con una amistad o una persona de la familia. Qué difícil es de gestionar, ¿no?
Primeramente, nos gustaría que te plantearas como definirías los celos, más allá de un sentimiento desagradable. Complicado, ¿cierto? Los celos son un estado emotivo ansioso que sufre una persona, y que se caracteriza por el miedo a perder la posibilidad del que, se percibe, se posee.
Ya sabemos que no poseemos a la otra persona, pero es inevitable que nos preocupe perder la posición de privilegio que sintamos que tenemos con alguien. Es decir, cuando tenemos vínculo con una persona y sentimos que somos especiales por algún motivo, no queremos dejar de serlo. ¿Son sanos? Bien, no cuando resultan un impedimento o una problemática para la relación (es decir, la mayoría de las ocasiones), pero sí son normales, comunes y comprensibles. Vienen siempre de la inseguridad, a pesar de no todos los celos son iguales.
Existen los celos motivados y los inmotivados. Los primeros son cuando hemos vivido algunas situaciones en pareja, como una infidelidad no elaborada, la falta de compromiso de una de las dos personas de la pareja o estar una relación de pareja asimétrica. En este caso, podemos entender que la reacción lógica sea sentir celos.
Por otro lado, los celos inmotivados vienen por la carencia de confianza hacia unx mismx, por experiencias familiares o personales vividas previamente, o porque existe un trastorno psicológico de base. Es decir, la otra persona realmente tiene poco a ver, y estamos proyectando nuestras inseguridades y miedos en la relación.
Entonces, ¿cómo conseguimos gestionarlos adecuadamente?
Primero, como siempre, identifica cómo te sientes. Entiende que esta emoción es comprensible y aparece de una inseguridad. Acto seguido, tenemos que averiguar de dónde proviene esta inseguridad: ¿me siento insegurx con la relación, o me falta confianza en mí mismx?
En caso de que me sienta insegurx con la relación, tendremos que ver de qué maneras podemos potenciar la seguridad en la misma. Quizás necesitas que esta persona te exprese afecto de una manera diferente, o que buscar más espacios para tener tiempos de calidad. Seguramente no te lo muestre de la manera que tú deseas, pero esto no quiere decir que no podamos encontrar maneras diferentes que te generen seguridad.
Por otro lado, si lo que detectas es que la inseguridad es propia por experiencias pasadas o por carencia de autoestima, te animamos a que intentes trabajarlo de manera autónoma o con ayuda terapéutica.
Sea como fuere, ¡os animamos a potenciar la comunicación y la comprensión para que sea más sencillo entendernos todas y todos juntos!
¡Esperamos que te haya resultado útil! ¡Hasta la semana próxima!
El equipo de Somni Psicologia
Adolescencia, Ansiedad, Asertividad, auto-castigo, Autoestima, comunicación, conflictos, Emociones, Empatía, Gestión Emocional, Infantil, Maternidad, NUESTRO BLOG, Parentalidad, Prioridad, Responsabilidad afectiva
Hemos hablado varias veces sobre la importancia de los límites, y siempre nos gusta utilizar una metáfora que nos parece muy visual. Vamos a imaginarnos a un/a niño/a o adolescente al inicio de un camino. Los limites delimitarían el camino. Si no hay delimitación, el margen de error de la persona que va por el camino será mucho más elevado, es decir, tendrá muchas más posibilidades de perderse, de equivocarse o de irse hacia los extremos del camino.
Muchas veces al hablar con padres y madres sobre los límites aparecen algunas dudas: ¿Qué límite debo poner? ¿Cómo hago que lo cumpla? ¿Qué consecuencia aplico? ¿Cuándo lo pongo? ¿Y si se rebela? Estas son preguntas muy frecuentes y que tienen una respuesta en concordancia con las dificultades de comportamiento que muestra el niño o la niña; en base a sus prioridades, a sus intereses, a su edad, entre otras.
Pero a veces surgen miedos aun sabiendo que poner límites es algo que a la larga beneficia a nuestrx hijx. ¿Os viene a la cabeza de que miedo podemos estar hablando?
Como madres y padres a veces lo que piense el resto sobre nosotros o sobre la educación que les brindamos a nuestrxs hijxs nos puede repercutir bastante. Tanto es así que, a veces, lo dejamos pasar y lo intentamos arreglar como sea para no llamar la atención, aunque te estes mordiendo la lengua.
¿Quién no ha sido mamá o papá y su hijx le ha montado una pataleta en medio del parque, o en medio de la salida de la escuela, o en el kiosko, o el supermercado? Ahí intentamos actuar lo más rápido posible, aunque no estemos siguiendo nuestros valores, porque parece que al estar a ojos de más gente debemos encontrar la solución rápidamente para que la intensidad emocional de nuestrx hijx se reduzca y dejemos de sentir verguenza o asombro.
En casa, con los límites, a veces pasan cosas similares. Por ejemplo, tenemos que marcar un límite en casa y sabemos que nuestrx hijx se va a desregular al oír la consecuencia que va a tener por haberse comportado de manera inadecuada o por no haber realizado sus tareas. El/la niño/a, si aún no está acostumbradx a tener límites, lo primero que va a hacer es intentar por todos los medios deshacerse de ese límite y no tener consecuencia.
¿Y aquí qué entra? Entran los gritos, los llantos de los hijxs, si perdemos la paciencia de los adultos; y entonces…. LOS VECINOS. ¿Qué pensarán los vecinos? ¡Un día de estos vendrá la policía! ¡Cuando me los cruce no sabré ni cómo mirarlos!, entre mil frases más o pensamientos que a veces a todos nos han venido a la cabeza.
Desde Somni Psicologia os queremos validar estos miedos. No os vamos a decir que poner límites es algo fácil agradable; a veces se hace cuesta arriba y más bien es desagradable, pero con perseverancia haremos que nuestrxs hijxs sean responsables, sepan que hay que hacer esfuerzos y deben ser constantes y adecuados. Tened en cuenta que los estamos protegiendo de posibles frustraciones con otras personas, les estamos enseñando a que no siempre se puede conseguir lo que ellxs quieren, que no todo es inmediato y, sobre todo, que la autoridad no son ellxs y deben de respetar las autoridades aunque estén en contra de su punto de vista en diferentes ocasiones.
¡Esperamos que te haya resultado muy interesante! ¡Hasta el próximo miércoles!
El equipo de Somni Psicologia
Autoestima, comunicación, conflictos, Emociones, Empatía, Género, Gestión Emocional, Maternidad, NUESTRO BLOG, Parentalidad, Reeducación, Relaciones Sociales, Responsabilidad afectiva, Sexualidad
Hoy 17 de mayo es el día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, conmemorando que el 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de la lista de trastornos mentales.
A pesar de haber pasado 33 años desde esa decisión y de que el Artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos recoge la afirmación: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, más de un tercio de los países siguen penalizando las relaciones entre personas del mismo sexo, siendo criminalizadas en más de 69 países y pudiendo ser condenadas a muerte en 11.
La discriminación por motivos de identidad de género y orientación sexual sigue siendo una realidad para las personas LGBTQIA+, enfrentándose todavía a muchísimas desigualdades, prejuicios, estigmas y discriminación, llegándoseles a negar derechos como atención sanitaria o protección jurídica, entre muchos otros. A estas circunstancias se le suman otras más cuotidianas y habituales, aunque no por ello menos graves, como el rechazo social por parte de compañeros y amistades, e incluso por parte del núcleo familiar, así como más dificultades a la hora de conseguir o mantener un empleo.
Indiscutiblemente se ha avanzado en la defensa de la igualdad de derechos, inclusión y oportunidades de las personas LGBTQIA+, pero es igual de indiscutible afirmar que sigue siendo imprescindible reivindicar todo lo que queda por conseguir, para avanzar hacia una sociedad plena en libertades y derechos, especialmente cuando en estos últimos años hemos podido observar un auge en las agresiones y delitos de odio que se cometen contra personas LGBTQIA+. Y es que, según un informe confeccionado por la Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio, los delitos de odio por orientación sexual e identidad de género suponen la tercera causa total de delitos de odio y han aumentado un 8,6% respecto a 2018.
¿Hace falta seguir hablando de diversidad? Sí. Es imprescindible que todxs como sociedad sigamos hablando, reclamando y reivindicando unos derechos que deberían ser innegociables pero que, desgraciadamente, todavía siguen siendo una lucha para muchas personas.
Esperamos que os haya gustado el artículo de hoy, ¡volvemos la semana que viene!
El Equipo de Somni Psicologia