La intensidad de las emociones
En nuestro día a día experimentamos muchas situaciones que hacen aflorar nuestras emociones. Las emociones son reacciones o respuestas que genera nuestro cuerpo ante cambios que se producen en nosotros/as mismos/as o en nuestro entorno. La valoración que hacemos nosotros del estímulo o acontecimiento es lo que provoca una emoción concreta.
Estas son universales y comunes en todas las culturas, y sus manifestaciones también tienen patrones de comportamiento parecidos en todos los individuos, con el objetivo de ayudarnos a sobrevivir y a tomar decisiones.
Pero, ¿cuáles son las funciones de las emociones?
- Función social: facilitar la interacción social y expresar nuestro estado de ánimo, mediante la expresión verbal y no verbal.
- Función adaptativa: preparar al organismo hacia la acción para actuar de manera eficiente.
- Función motivacional: cualquier reacción emocional nos motiva a mantener el estímulo/conducta que lo ha provocado, o por lo contrario no nos motiva y promueve que nos alejemos de este/a; de la misma forma que sentirnos motivados/as puede provocar también cierta reacción emocional.
En referencia a las emociones, a pesar de que existen diferentes clasificaciones sobre cuáles son las emociones básicas de las personas, la más extendida y aceptada es la propuesta por Paul Ekman (1979), pionero en el estudio de las emociones y sus expresiones faciales, que propone seis emociones básicas: alegría, tristeza, miedo, ira, asco y sorpresa.
Los niños y las niñas pueden presentar dificultades en la identificación y gestión de estas emociones. Y es que entender como nos sentimos nosotros/as y nuestro entorno, puede ser una tarea complicada. Aun así, la llamada inteligencia emocional es algo que se puede trabajar desde edades muy tempranas, lo que nos permitirá poco a poco reconocer nuestras emociones y las de los/las otros, relacionarnos mejor con nuestro entorno y conocernos mejor a nosotros/as mismos/as.
Un ejercicio que puede ayudar a identificar y gestionar las emociones de los niños y niñas es el termómetro emocional, una escala visual que les permitirá entender y graduar la intensidad de sus emociones, así como las respuestas que derivan.
Conjuntamente con el niño o niña, crearemos de manera visual un termómetro para cada emoción, con sus diferentes intensidades. En primer lugar, definiremos cada emoción básica de forma que el niño/a entienda el concepto a nivel global. En segundo lugar, dentro de aquella misma emoción, presentaremos las diferentes intensidades en las cuales la podemos experimentar, de menos intensidad a más intensidad. Finalmente, podemos añadir diferentes ítems que ayuden al niño/a a identificar en qué intensidad se encuentra: sensaciones corporales, expresiones faciales, respuestas conductuales, etc.
Finalmente, podemos trabajar mediante situaciones del día a día que la niña o niño nos presente, pidiéndole no con solo que identifique qué emoción sintió en aquel momento, sino que, a través de los ítems presentados, sea capaz de identificar en qué grado la sintió.
Otro paso interesante al trabajar con el termómetro emocional, es poder brindar al niño o niña estrategias para poder reducir de manera autónoma la intensidad emocional en caso de que sea necesario. Por ejemplo, si la reacción emocional de un niño/a ante cierta situación es ponerse furioso/a y explotar a nivel conductual, que no solo sea capaz de identificar qué estar sintiendo, sino que pueda tener las estrategias para conseguir relajarse y, poco a poco, ir reduciendo la intensidad de la ira.
¡Esperamos que esta propuesta os haya resultado útil!
El Equipo de Somni Psicologia