¿Por qué lo tengo todo y me siento vacío/a?

¿Por qué lo tengo todo y me siento vacío/a?

A veces, o quizás me atrevería a decir casi siempre, estamos pensando en metas. Objetivos que debemos alcanzar y cuando llegamos a ellos, quizás no reciben el valor que deberían tener, dado que durante el proceso para alcanzar algo que queremos, nos permitimos el lujo de presionarnos o incluso castigarnos sino nos acercamos a él. Pero cuando lo conseguimos, es como si todo nuestro empeño o esfuerzo quedará en nada.  

Vivimos en una sociedad que nos pide muchos requisitos para ser felices, incluso a veces nos replantea nuestra felicidad. Debemos reflexionar acerca de nuestra felicidad e intentar que sea una felicidad personal y no social.  

Vamos a intentar poner ejemplos: ¿Cómo sería feliz? Teniendo un trabajo estable, una economía estable, momentos con mis amigos, pareja; teniendo un proyecto de futuro como crear una familia, independizarme, estar bien conmigo mismo/a. De todas estas cosas: ¿Cuáles pertenecen a mi felicidad y cuáles pertenecen o nos han inculcado la sociedad? Piénsalo, muchas veces buscamos una felicidad que no es la que nosotros/as queremos. Es difícil a veces separar la nuestra de la impuesta por la sociedad en la que vivimos, puesto que muchos de los requisitos que nos piden son esenciales para cubrir nuestra felicidad personal, pero no podemos reducirlo todo a estos criterios. Vayamos más allá y pensemos más en nuestras decisiones. Y aún más, revaloricemos nuestro esfuerzo en las cosas que hacemos para llegar al objetivo, intentemos aprender y sacar jugo del proceso y no solo del fin.  
 
Pongamos otra situación: mi felicidad se basa en formar una familia, ser feliz con ella, tener un trabajo que me guste y disfrutar del día a día. Consigo un trabajo que me gusta, con el que estoy satisfecho/a y me siento realizado/a. Pero ocupa mucho lugar en mi día a día; me levanto me tomo un café y como un “robot” me voy a trabajar. Hoy en día no es habitual tener un horario de trabajo extraordinario, seguramente acabo de trabajar a las 18 o 19 de la tarde y mi día puede reducirse a solo lo laboral. Eso es un error. Es importante tener espacios más allá de lo laboral y lo económico, no puede reducirse mi felicidad a los fines de semana, es importante disfrutar de todos mis días. Evidentemente, me permito estar cansado/a después de una jornada laboral, pero también tengo que poner esfuerzo en cuidar mi espacio personal y de ocio.  

Qué fácil es decirlo y leerlo, ¿no? ¿Cómo lo hago si el día tiene 24 horas y mis responsabilidades lo ocupan entero? Acabo de trabajar, llego casa, lavadoras, cena, comida para mañana; si tengo hijos/as, duchas, hablar con ellos/as y darles tiempo de calidad; si tengo pareja hablar con ella sobre el día y tomarnos un descanso, entre muchas otras responsabilidades que tenemos.  

Pues aquí viene el tema en cuestión: dediquemos tiempo para organizar nuestras prioridades sobre la felicidad individual, que siempre podemos sacar tiempo y más si es para dedicarlo a nosotros/as mismos/as. Busca tus intereses (¡quizás aún no los conoces!), no dejes de plantearte retos, nuevos deportes y nuevos hobbies; y si tienes un mal día, déjate sentir y déjate apoyar, que las cosas buenas las contamos muy rápido y con mucha euforia, pero las malas nos las quedamos y nos es muy fácil sentirnos culpables sobre ellas. 

Os proponemos algunos consejos que quizás sean de vuestro interés: 

  • Haz una lista de agradecimientos al final del día, con pequeños momentos que te hayan hecho feliz. No hace falta que sean grandes cosas.  
  • Evalúa qué no te ha gustado de tu día e inténtalo cambiar, en la medida que sea posible.  
  • Prueba nuevas cosas que quizás nunca has pensado que pueden influir en tu felicidad personal. 
  • Valora las cosas que has conseguido en tu vida y no le quites mérito al esfuerzo que has invertido.  
  • Date cuenta si todo lo que haces es porque te gusta o si muchas cosas las cambiarías, y toma decisiones sin miedo, siendo siempre consecuente.  
  • Deja de lado los estereotipos que nos marca la sociedad e intenta ser un poco más libre. 
  • Acepta algunas responsabilidades que no te hagan disfrutar, pero que no sean la gran mayoría de tu vida.  
  • Organiza tu tiempo dando énfasis en tus prioridades individuales.  
  • Sal de tu zona de confort, aunque de un poco de vértigo. 
  • Piensa en como serías más feliz sin depender de la imagen que das a los de tu alrededor. 

 

Si lo tienes todo, pero te sientes vacío/a, piensa, reflexiona y busca a quién estas intentando hacer feliz. Y si no es a ti, cambia tus rutinas, tus actitudes o incluso plantéate si la identidad que has adoptado es tuya o tiene muchas características de la sociedad en la que vives. Es muy normal sentirse vacío/a si seguimos solo lo reglado, ¡y lo bueno es que estamos a tiempo de cambiarlo! 

 

¡Hasta la semana que viene! 

 

El Equipo de Somni Psicologia 

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